La confusión reina en Mauritania tras la intentona golpista, que empezó en la madrugada de ayer y en la que supuestamente hay decenas de muertos. "La situación está controlada bajo la dirección preclara" del presidente Maauiya Uld Tayá, decían las proclamas lanzadas por la radio nacional, que no llamaron a engaño a la población de Nuakchot, la capital del país, en cuyas calles continuaban anoche los combates, con armas pesadas.
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La sublevación comenzó con ataques de un regimiento de blindados contra el palacio presidencial, el Estado Mayor y la sede de la radiotelevisión. La fuerza aérea participaba en el golpe de Estado y uno de sus dos aviones sobrevoló la capital pese a los disparos de la defensa antiaérea.
Enfrente, Uld Tayá, de 62 años, contaba con el apoyo de la Gendarmería, de la Marina y de parte de la Guardia Nacional. Anoche las fuerzas leales esperaban refuerzos procedentes de la localidad sureña de Rosso, donde está acuartelado un regimiento.
Pese a los anuncios que hizo a lo largo del día, a través de la radio o hablando directamente con corresponsales de prensa, la camarilla presidencial no logró convencer de que dominaba la situación. A primera hora de la tarde los rebeldes se adueñaron incluso del palacio de Uld Tayá y éste se refugió, al parecer, en el Estado Mayor de la Gendarmería. Poco antes la radio había interrumpido sus emisiones dando así la impresión de que los leales a Uld Tayá se habían visto obligados a desalojarla.
Testigos presenciales aseguran que decenas de militares y gendarmes han muerto en los combates, en los que apenas habría víctimas civiles. Los calles están prácticamente desiertas y los comercios cerrados. Los hospitales de la capital estaban anoche desbordados ante la avalancha de heridos.
Algunos edificios públicos -el Ministerio de Educación y la Dirección de las Aduanas-, resultaron afectados por los saqueos llevados a cabo por un nutrido grupo de presos. Los funcionarios de prisiones de una cárcel situada en la línea de fuego abandonaron sus puestos no sin antes permitir a los reos que se escapasen.
Los golpistas no hicieron ninguna proclama, por lo que sus intenciones son misteriosas. Les dirige un ex coronel, Salá Uld Hnana, expulsado del Ejército el año pasado. Uld Hnana habría aprovechado la ausencia del jefe del regimiento, que sigue un cursillo en el extranjero, para protagonizar la intentona.
Explicación tribal
Él y sus hombres se habrían sublevado porque están descontentos por la pérdida de influencia en las Fuerzas Armadas de los militares originarios del este del país, concretamente de las provincias de Hod el Gharbi y Hod el Chargui. Más allá de esta explicación tribal, se sospecha que los jóvenes oficiales pueden estar enojados por la política proisraelí y antiislamista de Uld Tayá. Pese a ser un país árabe y casi cien por cien musulmán, Mauritania mantiene, desde 1999, plenas relaciones diplomáticas con el Estado judío y se beneficia de cierta cooperación israelí.
El rechazo que inspira Uld Tayá quedó de manifiesto al convocarse anoche en Nuakchot una manifestación a favor del golpe. En términos generales, Uld Tayá está considerado como un líder prooccidental y el malestar por esta actitud se ha acentuado con motivo de la guerra desencadenada por EE UU contra Irak.
Para cortar de raíz las protestas, Uld Tayá reprimió estos últimos tiempos a islamistas y a nacionalistas árabes. A finales de mayo decenas de islamistas fueron detenidos y el 3 de junio, 32 de ellos fueron acusados por la fiscalía de "conspiración contra el orden constitucional, ataque contra la seguridad interior y exterior y creación de organizaciones no autorizadas".
La represión ha afectado también a los círculos baazistas, con una ideología afín a la del extinto régimen del presidente iraquí, Sadam Husein. En mayo, nueve militantes de la rama mauritana del partido Baaz fueron condenados a tres meses de cárcel por "reconstitución de organización disuelta". El ex coronel Salá Uld Hnana se declaraba, al parecer, de ideología baazista.
Víctima, ayer, de una intentona, Uld Tayá llegó al poder mediante un golpe de Estado en 1984. Seis años antes este ex jefe de Estado Mayor había participado en el derrocamiento del presidente Mojtar Uld Daddá, considerado como el "padre fundador" de Mauritania. En 1992 y 1997 se presentó a unas elecciones presidenciales, que ganó holgadamente -obtuvo hace seis años el 90% de los sufragios- porque, según la oposición, estaban amañadas. Las próximas presidenciales están previstas para el 7 de noviembre.
Hasta ahora la peor crisis que había padecido su régimen tuvo lugar en 1989, cuando los enfrentamientos raciales entre mauritanos y senegaleses provocaron cientos de muertos. Nunca, hasta la fecha, se le había sublevado el Ejército.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 9 de junio de 2003