El 66% de las mujeres que ejercen la prostitución en las calles de Madrid son inmigrantes cuando hace una década las extranjeras suponían sólo un 7% del total. Éstos son algunos datos del estudio Perfil de la prostitución callejera realizado por profesores de la Universidad de Comillas a partir de los casos de 1.610 mujeres atendidas desde 1989 por la APRAM (Asociación para la Reinserción de la Mujer Prostituida). Las meretrices de otros países son más jóvenes que las madrileñas y tienen mejor salud, pero suelen carecer de papeles, lo que dificulta su inserción laboral.
MÁS INFORMACIÓN
Toxicómanas
El 92% de las prostitutas atendidas por APRAM entre los años 1989 y 1994 eran españolas, buena parte de ellas son toxicómanas. Pero ahora sólo un 33% de las meretrices asistidas en esta ONG son de este país. "¿Dónde se ha metido el resto?", se pregunta Meneses sin encontrar respuesta. "Puede que algunas, sobre todo las toxicómanas, lo hayan dejado porque han fallecido o por los programas de metadona, y quizá otras ejerzan en pisos pero no tenemos una explicación porque éste es un sector que oficialmente no existe", plantea.
La mayoría de las 1.610 mujeres atendidas por APRAM se inició en la prostitución entre los 18 y los 25 años; más de la mitad habían cursado estudios primarios y un 78% tenía experiencia laboral previa, sobre todo en la limpieza y el servicio doméstico y en la hostelería.
Entre las prostitutas españolas existen dos tipos de perfiles: el de la toxicómana que realiza esta actividad para adquirir drogas y el de una mujer sola con hijos a su cargo. Las drogodependientes, consumidoras sobre todo de heroína, comienzan a hacer la calle en torno a los 25 años y para esa edad tienen ya algún hijo que vive con su familia o en centros de acogida (un 15%). Tienen pareja, normalmente también toxicómana, y reside En pensiones, en la calle o en poblados marginales. Casi la mitad han tenido problemas con la justicia por delitos relacionados con el tráfico de estupefacientes y su estado de salud es delicado, siendo buena parte de ellas seropositivas.
Las prostitutas solas con hijos a su cargo suelen vivir en pensiones o pisos de alquiler y carecen de pareja. Un 12% son analfabetas cuando entre la población femenina de la región el porcentaje no supera el 4%.
Entre las meretrices extranjeras la mitad carece de cobertura sanitaria, aunque su estado de salud es bueno (el 75% aseguran no padecer ninguna enfermedad). La mayoría ha empezado a prostituirse a los 30 años, en algunos casos después de haber desempeñado empleos por lo general mal remunerados como el servicio doméstico.
Lo que las ha arrastrado a la calle es, fundamentalmente, la posibilidad de ganar más dinero en menos tiempo. Su objetivo es poder pagar las deudas contraídas al emigrar, mantenerse en Madrid y ayudar a la familia que quedó en su país. La falta de papeles de muchas es lo que más les dificulta para hallar un empleo.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 20 de junio de 2003