La ciudad alcanzó ayer altísimas temperaturas, lo que abarrotó piscinas, parques y áreas comerciales y de ocio con aire acondicionado. Los termómetros callejeros llegaron a alcanzar en el centro de la capital los 44 grados, pero eso no desanimó ni a los turistas ni a los animadores callejeros que se repartieron por Madrid, como los que aparecen en la fotografía. Las carreteras de salida de la ciudad se llenaron de vehículos, cuyos ocupantes buscaban el fresco de la sierra.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 22 de junio de 2003