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ESTRENO | 'Slam'

'Slam', una comedia gamberra a la española

Morena Films apuesta por el cine para adolescentes con su nuevo sello Happy Hour

H acer pasar una tarde de domingo "viendo una película divertida con un vaso de refresco y palomitas gigantes". Eso es todo lo que espera Miguel Martí de su primer largometraje de ficción, Slam, una película gamberra que tiene como referentes a American pie, para los adolescentes de hoy, o la saga de Porky's para los más veteranos. Cine para ser devorado por veinteañeros en el que se suceden a un ritmo trepidante los gags basados en el humor escatológico, todas las variables imaginables del sexo, una historia de amor, drogas y mucha música. Eso sí, en Slam todo es mucho más explícito que en el cine juvenil norteamericano. La cinta supone el segundo intento de la productora Morena Films por captar al público joven tras el estreno, hace un año, de Gente pez. La productora prepara más películas dentro de esta línea, en el nuevo sello Happy Hour.

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El argumento de Slam es sencillo. Un periodista veinteañero y amante de la buena vida, Toño (Iván Hermes), tiene que conseguir una entrevista con la estrella del rock Slam para salvar su empleo. Comienza a partir de ahí una aventura en la carretera hacia el festival Cactus Rock acompañado por su amigo Fito (intrepretado por Tomás Fonzi -Una noche con Sabrina Love, Nueve reinas-) y su primo seminarista amante de la zoofilia (Andreu Castro). Por el camino conocen a dos chicas autoestopistas, Natalia (Juana Acosta) y Sofía (Estíbaliz Gabilondo). En este racimo de personajes estereotipados tampoco falta el niño pijo rival de Toño (Octavi Pujades) y la rubia explosiva (Kira Miró).

"No pido disculpas por hacer este tipo de película. La gente joven espera cintas como ésta en las que se hable de ellos", explicó el director durante la presentación del filme en Barcelona. Martí también niega rotundamente que se trate de un retrato generacional: "En ningún momento me planteé hablar de una generación, sino narrar las aventuras de unos personajes muy concretos. Aun así, sí creo que puede verse reflejado en la película el tipo de público que suele acudir a los festivales de verano". La pasada edición del FIB sirvió de escenario para rodar algunas de las escenas de la película, aunque los productores decidieron montar su propio festival en las instalaciones de Kinépolis, en Madrid, con más de 5.000 figurantes. Un mini-festival en el que participaron Amaral, Macaco, Telephunken, o Superskunk, con la colaboración de Joaquín Luqui. Subterfuge edita la banda sonora.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 27 de junio de 2003