El recuerdo de Foó planeó sobre la semifinal disputada por Francia y Turquía, que ya conocían su muerte súbita cuando saltaron al terreno de juego. Coupet, portero galo, fue uno de los más afectados al haber coincidido con él en el Olympique de Lyón. Sus lágrimas se unieron a las de Henry, Gallas y los demás, público incluido. Henry marcó un gol a los 11 minutos y su dedo índice apuntó al cielo, gesto que imitaron sus compañeros.
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* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 27 de junio de 2003