En los días previos al discurso sobre el estado de la Unión que George W. Bush pronunció el 28 de enero, un alto cargo del Gobierno de EE UU insistió en mantener en el texto la acusación falsa contra Irak por supuestos intentos para comprar uranio en África. El director de la CIA, George Tenet, ha comunicado al Comité de Inteligencia del Senado el nombre de la persona que presionó para mantener la acusación que para la Agencia era poco creíble. Aun así esta madrugada Bush y Blair se mostraron convencidos de que Sadam Husein trataba de reconstruir su programa nuclear
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"Sadam Husein producía y poseía armas químicas y biológicas"·, dijo Bush en una conferencia de prensa conjunta con el primer ministro británico, para añadir después, con una mirada cargada de orgullo: "Y trataba de reconstruir su programa nuclear". Las palabras estaban escogidas al milímetro. Según el presidente de EE UU, la falta de pruebas sobre esas intenciones no era suficiente argumento como para no ir a la guerra porque "habría sido imprudente confiar en la cordura de Sadam Husein. Nunca voy a poner en peligro la vida de personas por presuponer que nuestros enemigos tienen buena voluntad".
Blair fue más allá: "Mantenemos la validez de la información de nuestros servicios de inteligencia. Para quienes piensan que el vínculo entre Irak y Níger es una invención, que sepan en los 80 sabemos que Irak compró en torno a 270 toneladas de uranio en Níger".
Horas antes, la cadena de televisión ABC ofreció unas declaraciones explosivas del senador demócrata Dick Durbin, miembro del Comité de Inteligencia que el día anterior sometió al director de la CIA a un interrogatorio de casi cinco horas. En esa comparecencia, el responsable de la Agencia Central de Inteligencia ofreció versiones contradictorias sobre la responsabilidad de un error que permitió al presidente de EE UU incluir acusaciones falsas contra Irak en el discurso más solemne que pronuncia cada año. Los demócratas tratan de determinar si el error se cometió de manera intencionada, quizá con la voluntad de volcar a la opinión pública hacia las tesis del Gobierno favorables a la guerra contra Irak.
Acusación infundada
En su comparecencia en el Senado a puerta cerrada, el director de la CIA, George Tenet, desveló que un alto cargo de la Casa Blanca insistió en que el discurso de Bush incluyera una acusación sobre las intenciones nucleares de Sadam Husein, algo que el propio Tenet consideraba infundado. Tenet comunicó a los senadores el nombre de ese miembro del Gobierno, pero los senadores no pueden desvelarlo por la confidencialidad del Comité de Inteligencia.
"Nos dijo quién es la persona que insistió en usar ese lenguaje que la CIA consideraba nada creíble, esa frase sobra la compra de uranio en África", contó Durbin. "La pregunta más importante", añadió el senador cambiando el singular por el plural, "es quiénes en la Casa Blanca estaban tan obsesionados en engañar al pueblo americano y por qué siguen allí".
Según Durbin, aunque él no puede desvelar lo que sabe, "confío en que se sepa". "Pero tiene que ser el presidente el que lo haga público. El presidente debería estar indignado por haber sido engañado y por haber engañado al pueblo americano", agregó. Por mucho que Tenet insista en que la culpa es suya, Durbin dijo que "todos los caminos apuntan hacia la Casa Blanca".
Más tarde, en la propia Casa Blanca un periodista preguntó a Bush si no debía ser él, y no el director de la CIA, quien asumiera la responsabilidad por haber incluido esa acusación falsa en su discurso sobre el estado de la Unión: "Asumo la responsabilidad de enviar las tropas al combate porque nuestros servicios de inteligencia habían demostrado claramente que Sadam Husein era una amenaza contra la paz. Y repitió: "Creo firmemente que estaba tratando de reconstruir su programa nuclear".
Según Bush la "liberación" de Irak elimina una amenaza en la zona. Dijo haber tomado la decisión de ir a la guerra "porque la Historia nos ha encomendado esa misión". Aseguró que las armas de destrucción masiva "aparecerán, pero se ha pasado una década escondiéndolas y el país está en una situación casi caótica", justificó.
Enfrentado a una pregunta sobre la situación de los presos de Guantánamo, Bush titubeó y respondió que de lo único que está segura es de que esos individuos "son malos". Un periodista le preguntó si eso no era presuponer su culpabilidad en vez de su inocencia, como marcan las leyes. Bush prefirió no responder y pidió a Blair que siguiera él. Blair, que en sus comparecencias junto a Bush siempre parece un líder de mejor calidad que el estadounidense, supo esquivar la pregunta y saltar a otra cuestión.
Pero las palabras de Bush no apagaron los ecos de la comparecencia del director de la CIA. Aunque se supone que la sesión era secreta, lo cierto es que los detalles no ha dejado de afluir al exterior. Varios senadores han contado que George Tenet incluyó otra excusa en su reiterada asunción de responsabilidad: dijo que no llegó a leer la versión final del discurso de Bush antes de que lo pronunciara en la solemne sesión de enero. El demócrata John Rockefeller anunció que el comité va a investigar si el asunto "es un incidente aislado o forma parte de un patrón de engaños por parte del Gobierno".
Los republicanos se mostraban sensiblemente más satisfechos después de la comparecencia, pero no lo suficiente: uno de ellos, Pat Roberts, anunció posibles sesiones a puerta abierta para primeros de septiembre.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 18 de julio de 2003