Desde que al finalizar la pasada temporada se cambiaran un buen puñado de reglas, las órdenes de equipo están prohibidas en la fórmula 1. Y lo están por culpa de aquella vergonzosa maniobra de Ferrari en el Gran Premio de Austria de 2002, en el que obligó a Barrichello a frenar a 10 metros de la meta para que le rebasara su compañero Michael Schumacher, que era líder destacado del Mundial. Ayer, Renault se vio en una similar, cuando Trulli viajaba por delante de Alonso. El italiano, el segundo corredor del equipo con la clasificación en la mano, tenía imposible resistir en esa posición, por cuanto llevaba roto el cambio automático y debía cambiar las marchas de forma manual. Perdía tiempo en cada vuelta, a razón de seis, siete décimas de segundo. Alonso podía garantizar ese segundo puesto; Trulli, no. Pero Renault aceptó la legalidad y no dio orden alguna para cambiar los hechos.
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Cuando Alonso entró en el garaje tras la carrera, cruzó una mirada con el director del equipo, Flavio Briatore, que no era precisamente de cariño. El uno no entendía lo que había hecho el otro, y viceversa. La ley deja muchos resquicios por los que un equipo puede, sin dar orden ilegal alguna, cambiar el curso de los acontecimientos. Y eso lo saben los corredores. Una parada en los boxes que dure más de lo previsto resulta definitiva. Renault no le hizo ningún regate a la ley, pese a que Alonso es el sexto del Mundial y aventaja a Trulli en 22 puntos.
A Briatore no le gustó que Alonso intentara en la entrada a meta rebasar a Trulli, que conseguía el primer podio de su vida; y al corredor español no le convenció la táctica del equipo. Porque, de no mediar el pinchazo de Schumacher, no habría habido podio para Renault. "Pudimos conseguido mucho y, al final, si no es por el pinchazo de Michael, terminamos cuarto y quinto, lo que hubiera sido frustrante. Pero las órdenes de equipo están prohibidas y mi salida de pista me impidió adelantar a Jarno. No hemos estado brillantes y ha sido una oportundiad perdida", declaraba Alonso.
Gené y la sanción a Ralf
La carrera de ayer puede tener consecuencias insospechadas para un equipo, Williams. y, de modo rocambolesco, para el español Marc Gené. La maniobra que Ralf Schumacher hizo en la salida tiene la culpa. Los comisarios consideraron que el alemán había cometido una infracción, al virar hacia su izquierda, por donde circulaba Barrichello, una acción que acabó con ambos y con Raikkonen fuera de la carrera. Por ello, ayer mismo le impusieron una dura sanción: en la próxima carrera, el día 24 en Hungría, Ralf saldrá diez puestos más atrás del que consiga en la calificación. Y eso resulta perjudicial para Williams, que se está jugando el título de constructores. Es segundo, con 118 puntos, a dos de Ferrari. Ayer, en Alemania, ya se elucubraba con la posibilidad de que Williams decida que Ralf Schumacher no corra en Hungría. La sanción le afecta a él, no al equipo, por lo que éste podría apostar por el piloto probador, que no tendría que cumplir castigo alguno. Y el piloto probador de Williams se llama Marc Gené.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 4 de agosto de 2003