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CATÁSTROFE EN LA PLANTA PETROQUÍMICA

Tres muertos y siete heridos graves en una explosión en la refinería de Puertollano

El fuego afectó a siete depósitos de gasolina que contenían ocho millones de litros

El estallido y posterior incendio en un depósito de gasolina en la refinería de Repsol en Puertollano (Ciudad Real) provocó ayer la muerte de tres operarios. Otros siete trabajadores resultaron con quemaduras gravísimas y tres más con heridas leves. Los siete más graves ingresaron en La Paz y en la unidad de grandes quemados del hospital Universitario de Getafe, en Madrid. La deflagración, que se produjo a las 8.15, rompió los cristales de algunas viviendas a cinco kilómetros del complejo petroquímico. El incendio se propagó a otros seis tanques. En total, los depósitos contenían ocho millones de litros.

Puertollano se despertó ayer con un fuerte estruendo procedente de su complejo petroquímico, situado a cinco kilómetros del núcleo urbano, en dirección hacia Calzada. La explosión fue tan fuerte que rompió los cristales de varias viviendas en el poblado que Repsol tiene a unos cuatro kilómetros de la planta, que hace justo un año cumplió medio siglo. "Estábamos desayunando. Yo cogí a mi mujer y a mis dos hijas y las saqué a la calle. Miré al cielo y vi el humo. ¡Ya está!. La unidad 100 de la refinería está ardiendo", relató Juan Carlos Fernández Mendoza, conocedor de las instalaciones de Repsol, donde trabajó tres años y medio.

La explosión, seguida de una deflagración de uno de los tanques que almacena gasolina depurada de ácido sulfídrico y plomo, es decir, lista para su distribución a las estaciones de servicio, se produjo a las ocho y cuarto de la mañana, sin que todavía se conozca su origen. La Junta de Castilla-La Mancha aseguró que no se había producido en ningún momento riesgo por inhalación.

Un trabajador que conoce la planta afirmó que podría proceder de la combustión de metano producido en una planta de tratamientos de residuos del complejo industrial, aunque esta versión no se ha confirmado.

Dos furgonetas por los aires

En el momento de la explosión circulaban por la zona de la deflagración dos furgonetas y ambas saltaron por los aires. En una viajaban operarios de la empresa asturiana Isotrón, que realizaban trabajos de mantenimiento. Dos de ellos murieron abrasados en el acto y un tercero falleció al llegar al Hospital Santa Bárbara de Puertollano.

En la otra, que transportaba tubos y pertenecía a Copisa, de Tarragona, viajaban dos operarios. Uno de ellos, conocido por El Lechero, ingresó ayer en la unidad de grandes quemados del Hospital Universitario de Getafe, en Madrid.

Los otros seis quemados en grados superiores al 80% fueron trasladados en helicóptero hasta Madrid, cuatro muy graves a La Paz, y otros dos estables a Getafe.

A primera hora de la mañana, un portavoz de Repsol en Madrid dio por muertas a tres personas y contabilizó siete heridos. También apuntó a que el incendio de uno de los tanques estaba controlado. Esta información, que se mantuvo a lo largo de toda la mañana, fue desmentida y agravada por los hechos. El incendio del primer tanque se extendió al segundo, después al tercero y al cuarto, y así, tras sucesivas explosiones, al séptimo, al tiempo que el número de heridos aumentaba a 10, tres de ellos leves.

Inicialmente, el responsable de seguridad de la planta de Repsol comunicó a la Subdelegación del Gobierno de Ciudad Real, a Proteccion Civil y a las autoridades locales y autonómicas que los medios propios eran suficientes para controlar el fuego.

Como las condiciones meteorológicas eran favorables (mucho calor, pero escaso viento) y sin riesgo de intoxicación para la población, no se activó el plan de emergencia exterior (evacuación de la población de la ciudad), pero sí acudieron los bomberos de Puertollano y Ciudad Real para auxiliar a Repsol. A medida que éstos se sentían incapaces de controlar el fuego, se pidió ayuda a otras guarniciones de bomberos de toda la provincia de Ciudad Real, así como a equipos técnicos de la compañía radicados en sus propias instalaciones de A Coruña y Cartagena.

La columna de humo negro, completamente vertical, que se alzaba del polígono, alcanzaba casi medio kilómetro de altura. Los bomberos rociaron durante todo el día con agua los tanques adyacentes para evitar la propagación del fuego. El miedo estaba en que el incendio se propagara hacia otros tanques que la compañía Repsol tiene emplazados a unos 200 metros de los incendiados, porque contienen hidrógeno, propano y otros gases muy inflamables.

La titular del juzgado número uno y la forense de Puertollano permanecieron todo el día en el recinto de Repsol para intentar averiguar las causas de la deflagración e identificar a las víctimas. A última hora, el vicepresidente del Gobierno de Castilla-La Mancha, José María Barreda, confirmaba la muerte de tres operarios.

A esa hora, según los datos que le facilitó Repsol, ardía el séptimo tanque y se producía el derrumbe de su techumbre en una cubeta situada en el corazón del complejo petroquímico en un mar de conductos de gas, gasóleo y productos petrolíferos. "Los van a dejar arder de manera controlada", dijo Barreda, "y creen que se mantendrá así durante al menos 24 horas".

* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 15 de agosto de 2003