Después de tanta cháchara sobre el partido del verano, resultó que la realidad se impuso tozudamente en Mestalla, que acogió un amistoso puro y duro. Presenciado por escaso público y con todas las carencias físicas y técnicas de estas alturas del verano. Con toda la cordialidad por parte de los contendientes. Y con las grandes intervenciones de los porteros Casillas y Palop como claves para mantener el 0-0 y llegar a los penaltis. Parece la moda de los encuentros de pretemporada: el mismo resultado en el Atlético-Málaga, el Elche-Barcelona y otra vez anoche. Finalmente, sí hubo mucho acierto desde el punto de penalti hasta que Casillas detuvo el lanzamiento de Pellegrino y el Madrid se adjudicó el trofeo. Anecdótico, pero erró Pellegrino, el mismo que falló en la final de la Copa de Europa que el Valencia perdió ante el Bayern en 2001 en Milán.
VALENCIA 0 - REAL MADRID 0
Valencia: Palop; Garrido, Ayala (Pellegrino, m. 46), Marchena, Carboni; Jorge López (Sánchez, m. 66), Albelda (Verdejo, m. 83), Baraja (De Los Santos, m. 73), Vicente (Canobbio, m. 46); Aimar (Carew, m. 59); y Oliveira.
Real Madrid: Casillas; Salgado, Helguera, Pavón, Roberto Carlos; Beckham (Guti, m. 63), Cambiasso, Figo (Núñez, m. 83); Zidane (Solari, m. 79); Raúl (Morientes, m. 83) y Ronaldo (Portillo, m. 75).
Árbitro: Rodríguez Santiago. Amonestó a Beckham, Marchena y Guti.
Unos 30.000 espectadores en el estadio de Mestalla. Partido correspondiente al Trofeo Naranja, en su 33ª edición. El Madrid de adjudicó el torneo a los penaltis. Marcaron Roberto Carlos, Morientes, Guti, Portillo y Helguera. Falló Solari, y en el Valencia fallaron Sánchez y Pellegrino.
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En contra de lo esperado, el Madrid funcionó bien en defensa y decepcionó en ataque, donde estuvo muy lento. El Valencia, por su lado, mantuvo el equilibrio conocido entre sus líneas, pero careció de la pegada que ya arrastró resignadamente el pasado curso. Y eso que su nueva incorporación, el brasileño Oliveira, lo buscó con verdadero ahínco. Y con buenas maneras. Pero sin suerte. En el Madrid, la primera parte de Zidane y la seguridad toda la noche de Casillas fueron lo más destacado. El resto de figuras anduvo desaparecido: Raúl, Figo, Beckham y Ronaldo pasaron de puntillas por Mestalla.
El Valencia y el Madrid midieron sus fuerzas de pretemporada. Están igualadas. Ante el primer rival serio de este periodo estival, el conjunto de Queiroz dejó dicho que está muy lejos de lo que se supone será su mejor nivel. Ese que mostró por momentos Zidane, el único que parecía dispuesto a romper la sobriedad del encuentro con un golpe de genialidad. El partido se les hizo largo al público y a los jugadores, sobre todo después de que al árbitro se le parara literalmente el reloj y alargara cinco minutos la primera parte.
El Valencia parece otro. No se sabe si mejor o peor, pero otro. Las incorporaciones de Jorge López y de Oliveira pueden darle otro perfil al equipo de Benítez. El riojano López aporta más técnica al centro del campo valencianista, pero le resta entradas por el extremo derecho. Se junta a los medio centros. En cuanto al brasileño Oliveira, se agrupa a los mediocampistas y busca las paredes y las triangulaciones. El poste derecho del Madrid le negó un gol cantado. El máximo goleador de la pasada Copa Libertadores sugiere buenas sensaciones para la hinchada valencianista. Será seguramente Aimar el gran beneficiado de la llegada de Oliveira: ¿por fin alguien de ataque en la misma onda? Así lo parece.
Al Madrid le faltó vitalidad. Jugó muy parado, como si llegara exhausto de su gira asiática, y eso se notó sobre todo en la salida del balón. Autoexcluido un Makelele en rebelión, Queiroz deberá encontrar el futbolista que corte y distribuya con la mayor precisión. No lo fue ayer Cambiasso, muy limitado a las labores de recuperación. No le gustó la prueba a Queiroz y de ahí que cambiara de planes tras el descanso.
Figo recuperó la banda derecha, Zidane se marchó a la izquierda y Beckham, inédito en la primera parte, pasó al centro, a fin de que fluyera más el balón. Tampoco lo logró. De modo que al técnico portugués no le quedó más remedio que recurrir a Guti en la última media hora. Una apuesta segura que tanto contribuyó desde esa posición de medio centro a la pasada Liga madridista.
El Madrid buceó por el extremo izquierdo, en la que trató de buscar las cosquillas del tierno Garrido. Por ahí de dejó caer Ronaldo a la mínima ocasión. Con los dos equipos muy tapados y sin el físico todavía para grandes alardes, sólo Zidane encontró con sus pases el espacio que tan caro estaba. Desde la media punta, el francés le sirvió dos balones maravillosos a Ronaldo que éste desaprovechó inesperadamente. Más tarde, el propio Zidane lanzó un zambombazo que evidenció el gran estado del meta Palop, siempre reclamando una continuidad que nunca llega.
Como el choque, cada vez más deshilachado, se moría irremediablemente, Benítez buscó la velocidad de Carew por el extremo derecho. Claro que por ahí se topó con Roberto Carlos y hubo un empate entre ambos velocistas de estilos distintos. En el último instante, el delantero noruego dispuso de un remate fácil a escasos metros de Casillas, pero, una vez más, el portero madridista sacó lustre a sus reflejos.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 18 de agosto de 2003