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ORIENTE PRÓXIMO

Un atentado suicida en Jerusalén acaba con la tregua y pone en peligro la Hoja de Ruta

El ataque contra un autobús se cobra 20 muertos y más de 100 heridos

Un brutal atentado suicida ocurrido dentro de un autobús, que hacía el trayecto entre el Muro de las Lamentaciones y el barrio ultraortodoxo de Mea Shearim, causó ayer 20 muertos y más de un centenar de heridos, la mayoría de ellos religiosos. La autoría fue reclamada por Hamás y por la Yihad Islámica, que hace pocos días había amenazado con vengar la reciente muerte de sus líderes en Hebrón, acabando así con la tregua de tres meses declarada el pasado 29 de junio. En respuesta, el Gobierno israelí paralizó el proceso de retirada gradual de las ciudades cisjordanas y podría congelar igualmente la aplicación de la Hoja de Ruta.

Durante los minutos iniciales posteriores a la fuerte explosión, la posibilidad de que la bomba hubiera sido depositada en el interior del autobús por alguien que después se hubiera apeado en la parada de entrada a Mea Shearim hizo que las fuerzas de seguridad actuaran de manera frenética. Varias unidades de la policía de fronteras salieron corriendo en dirección al vecino barrio árabe de Sheikh Jarrah, después de que un agente de paisano les indicara haber visto a un palestino huyendo de forma sospechosa, para luego comprobar que se trataba de una falsa alarma.

Entretanto, los servicios de emergencia procedían a sacar los cuerpos de los muertos, algunos salvajemente mutilados por la deflagración, y a evacuar a los heridos. La proximidad del hospital Hadassah del Monte Scopus y de la clínica de Shaari Tzedek, facilitó su labor. A su alrededor, mientras la policía nacional acordonaba la zona, los artificieros abrieron por la fuerza varios automóviles sospechosos estacionados en las inmediaciones, de cara a prevenir que alguno pudiera tratarse de un coche bomba.

La autoría del atentado fue reclamada en un primer momento por la Yihad Islámica, aunque también hubo una segunda reclamación por parte del movimiento islamista radical Hamás. El grupo terrorista identificaba al kamikaze como Raed Abdel Hamid Mesak, un profesor de 25 años originario de Hebrón (sur de Cisjordania). Hamás difundió un vídeo en el que este profesor, rifle en una mano y Corán en la otra, se despedía del mundo. Su mujer declaró: "Gracias a Dios, mi marido es un mártir". No obstante, el principal portavoz de Hamás en Gaza, Abdel Asís Rantisi, aseguró que ellos no estaban implicados y que seguirían respetando la tregua.

Fuentes militares israelíes especularon con que se tratara de una "operación conjunta" entre la Yihad y Hamás. Independientemente de que fuera una, la otra o las dos juntas, el atentado puso la puntilla a la moribunda tregua del 29 de junio. El titular israelí de Defensa, Saúl Mofaz, confirmó que Israel congelará todo el proceso de retirada de las áreas autónomas cisjordanas, que estaba a punto de posibilitar el repliegue del Ejército de los centros urbanos de Qalquilia y Jericó, a las que en el espacio de 10 días hubieran seguido Tulkarem y Ramala. Asimismo, Mofaz se reservó el derecho a responder militarmente durante los próximos días, aunque no adelantó que tipo de operación se estaría sopesando. Esta opción fue luego discutida durante una reunión de urgencia convocada por el primer ministro, Ariel Sharon, a la que asistieron el propio Mofaz y varios altos mandos del Ejército y del servicio de seguridad interior (Shabak).

En el momento de la explosión, el primer ministro palestino, Mahmud Abbas, también llamado Abu Mazen, se encontraba en la franja de Gaza, precisamente negociando con los representantes de las organizaciones extremistas la posibilidad de prolongar la tregua hasta finales de año, algo que tras lo ocurrido ayer parece ya inviable. Abu Mazen, que condenó duramente el atentado, se había desplazado a Gaza tras haberse entrevistado por la mañana en sus oficinas de Ramala con el emisario estadounidense, John Wolf, cuya función es la de supervisar la aplicación Hoja de Ruta.

Tocada de muerte la tregua del 29 de junio, lo que quedar por ver ahora es de que forma el atentado afectará al plan de paz del Cuarterto (formado por EE UU, la UE, Rusia y la ONU), cuya aplicación está resultando hasta ahora lenta y tortuosa, pero que tras lo ocurrido ayer podría quedar congelada en señal de protesta por Israel.

Disfrazado de ultraortodoxo

Los vecinos de Mea Shearim volvieron a ser testigos de otro atentado terrorista. Con el de ayer son ya tres los registrados en este barrio del centro de Jerusalén a lo largo de la Intifada. Entre los 20 muertos y los más de cien heridos la mayoría eran religiosos. Por este motivo, el jefe de la Policía de Jerusalén, Micky Levy, especuló con la posibilidad de que el kamikaze fuera disfrazado de ultraortodoxo. Dos horas después del atentado,decenas de ultraortodoxos continuaban congregados alrededor del lugar del siniestro.

En principio, los ultraortodoxos tienen otras prioridades ajenas a la política y, hasta el comienzo de la Intifada, constituían un sector social proclive a hacer la paz con los palestinos. Pero tras los atentados sufridos, tanto en Jerusalén como, por ejemplo, los dos ocurridos en el asentamiento religioso de Inmanuel, han hecho que hayan girado progresivamente hacia la derecha. Uno de sus líderes más conocidos, el polémico rabino Ovadia Yosef, que apoyó los Acuerdos de Camp David, se convirtió posteriormente en uno de los principales críticos de los palestinos.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 20 de agosto de 2003

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