Glory Alozie había terminado cuarta la final de los 100 vallas y se sentía mal. "Me siento mal", repetía, mientras los encargados de registrar los éxitos del atletismo español se apresuraban a añadir su nombre a la lista de finalistas y mientras su entrenador, Rafael Blanquer, se felicitaba de que después de un año de lesiones su pupila fuera capaz no sólo de pelear hasta el límite para llegar a la final sino, incluso, de llegar a pensar en la medalla en una de las finales más accesibles con que podría soñar. Ausente la gran dominadora de los últimos años, la norteamericana Gail Devers, eliminada en series, era la jamaicana Brigitte Foster, la autora de la mejor marca del año, la gran favorita. La que no ganó.
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Mientras Alozie empezó a renquear en la cuarta valla -"la lesión en el glúteo y en el cuadriceps de la pierna de paso, en la derecha, no me dejan hacerlo mejor"-, fue la canadiense Perdita Felicien, sin embargo, quien se encargó de marcar el ritmo desde el principio. Foster salió tarde y acabó peor, calculando erróneamente el momento de zambullirse en la línea y pegándose el gran morrazo de cara contra el tartán. Ganó Perdita. Y Alozie terminó cuarta y triste.
Un cuarto puesto no es nada para la diminuta nigeriana -1,55 metros, 51 kilos- que se hizo española el 7 de julio de 2001 -llevaba cuatro años en Valencia, viviendo con su novio Hyginius Anugo, otro atleta nigeriano, que murió atropellado en Sidney, durante los Juegos Olímpicos de 2000- y que ya es una experta conquistadora de medallas. "Es la primera vez que en un gran campeonato no conquisto medalla, y por eso estoy triste", precisó la subcampeona mundial de Sevilla 99, subcampeona olímpica de Sydney 2000 y campeona europea de Múnich 2002. "Pero también es el primer año que he pasado una lesión, así que supongo que era lo único que podía lograr. Intento muchas cosas y no las consigo, y eso es lo que me frustra".
Suspiraba Alozie por descansar de una vez después de un año intenso. "Es lo que me pide el cuerpo, irme a casa, a Valencia, a descansar. Pero también tendré que trabajar, porque tengo que preparar mi boda, que me caso en Nigeria el 21 y el 23 de octubre".
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 28 de agosto de 2003