Dos atentados suicidas palestinos, ocurridos en el interior de un café de Jerusalén oeste y junto a una base militar de la periferia de Tel Aviv, provocaron la muerte a 14 israelíes y dejaron heridas de diversa consideración a más de medio centenar de personas. A pesar de que el nuevo candidato a primer ministro palestino, Ahmed Qurei, condenó ambos ataques, el Gobierno israelí, presidido por Ariel Sharon, responsabilizó a la Autoridad Palestina de lo ocurrido, aduciendo que no ha tomado las medidas necesarias para prevenir el terrorismo.
La organización terrorista Hamás reivindicó ambas acciones, que calificó como "operaciones mártires" y prometió "más venganza". "Ésta es la factura que hay que pagar por los crímenes diarios que Israel ha llevado a cabo contra los palestinos", señaló en un comunicado. Los atentados parecen una acción de venganza por el reciente intento de asesinato de su líder espiritual, el jeque Ahmed Yasín.
Menos de seis horas después de que tuviera lugar el primer atentado, perpetrado por un kamikaze procedente de Cisjordania en una parada de autobús de Rishon Letzion, otro terrorista suicida se inmolaba dentro del café Hillel, situado en el popular barrio de la Colonia Alemana en Jerusalén Oeste. Según un superviviente, el guardia de seguridad del establecimiento logró identificar al suicida, pero no fue capaz de pararlo. Éste se las apañó para entrar y detonar su carga explosiva en el interior, matando a seis personas e hiriendo a otras 40. Dado que ya se había registrado un atentado esa misma tarde, pocos pensaban que pudiera producirse otro en el mismo día, por lo que los cafés y los bares de la calle Emek Refaim estaban llenos de gente en el momento de la explosión.
Anteriormente, otro suicida palestino consiguió infiltrarse hasta la localidad de Rishon Letzion, que ya fue escenario de otro atentado suicida ocurrido hace más de un año dentro de una sala de billar, y detonó una carga explosiva de mediana potencia -que llevaba escondida dentro de una bolsa- en una parada de autobús. Dada la proximidad de ésta a la base militar de Tzrifin, la mayoría de los que allí esperaban eran soldados de reemplazo que acababan de terminar su jornada y regresaban a sus hogares, aseguraron testigos oculares. Según los servicios de emergencia, siete personas fallecieron, de ellas cuatro hombres y tres mujeres, y otras 15 resultaron heridas, seis gravemente. Uno de los heridos falleció en la madrugada de hoy.
Uno de los portavoces del Ministerio de Asuntos Exteriores, israelí Mark Sofer, condenó los dos atentados y aseguró que "la Autoridad Palestina comete un gravísimo error si piensa que puede continuar sin desmantelar la infraestructura de los terroristas", insinuando que podrían tomar represalias en breve. "Israel defenderá a sus ciudadanos", añadió. Otro portavoz, en este caso de la oficina del primer ministro, Avi Pazner, proyectó también una buena parte de culpa sobre la Autoridad Palestina: "La responsabilidad es compartida entre la organización que ha perpetrado esta atrocidad y la Autoridad Palestina, que no hizo nada para evitarlo", espetó.
El nuevo candidato a hacerse cargo del Ejecutivo de la Autoridad Palestina, Ahmed Qurei, condenó ambos atentados, aunque tampoco dijo nada que no hubieran dicho en anteriores ocasiones el presidente, Yasir Arafat, o su predecesor como primer ministro, Abu Mazen. "Expresamos nuestras condolencias por la pérdida de vidas inocentes como resultado de esta espiral de violencia y contraviolencia", declaró el todavía portavoz del Consejo Legislativo. "Actos como éstos no hacen sino poner de manifiesto una vez más la necesidad de que los dirigentes israelíes y los palestinos encontremos la fórmula para poner fin al derramamiento de sangre", añadió Qurei, a quien Israel demanda acciones concretas contra el terrorismo, que trasciendan las declaraciones de buenas intenciones.
Por su parte, uno de los principales dirigentes de la rama política de Hamás, que acaba de ser incluida en la lista de organizaciones terroristas de la UE, Abdel Asís Rantisi, evitó reclamar la autoría en el transcurso de unas declaraciones hechas minutos después del primer atentado. "Lo ocurrido es muestra de que la resistencia palestina logró penetrar la seguridad sionista", indicó cínicamente Rantisi, quien fuera también objeto de un intento fallido de asesinato el pasado mes de junio. "Esta operación, sea quien sea el que la ha ejecutado es una reacción natural contra la sangrienta agresión contra nuestra gente, los asesinatos, la muerte de niños y la demolición de viviendas", agregó.
Cuatro palestinos muertos en Hebrón y Gaza
Dos militantes de Hamás, supuestamente involucrados en actividades terroristas de acuerdo a la oficina del portavoz militar israelí, murieron en el transcurso de una redada efectuada por unidades especiales del Ejército en la ciudad de Hebrón. De forma similar a como ocurriera hace pocos días en Nablus, los soldados asaltaron el edificio de ocho plantas -que luego dinamitaron de forma controlada tras evacuar los cuerpos de los dos activistas fallecidos- y después de haber sacado al resto de residentes y haberlo mantenido cercado durante varias horas.
Horas antes, un niño palestino de 12 años falleció como consecuencia del mismo incidente, al ser alcanzado por la metralla desprendida por un obús de tanque que impactó por error contra el inmueble adyacente. Thaer Al Siuri, que se encontraba cerca del edificio, recibió heridas mortales en pleno rostro, declaró un portavoz del hospital Al Ahli, al que había sido trasladado el joven.
Otro obús acabó con la vida de un miliciano palestino, alcanzado tras ser descubierto cuando aparentemente estaba colocando una bomba junto al acceso al terminal de carga de Karni, situado a la altura de la ciudad de Gaza.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 10 de septiembre de 2003