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EL 25º ANIVERSARIO DE LA CONSTITUCIÓN

Pujol declara que no puede sumarse al entusiasmo por la Constitución

El presidente catalán se muestra contrario a "convertirla en una jaula"

El presidente de la Generalitat de Cataluña, Jordi Pujol, afirmó ayer en Madrid que su Gobierno "no puede sumarse al entusiasmo de los que festejan la Constitución a base de interpretarla a la baja", pues "somos contrarios a convertirla en una jaula cuyos barrotes se estrechan". Lo dijo en una conferencia en el Colegio de Abogados de Madrid, tras asistir por la mañana en el palacio Real al acto conmemorativo de la Constitución.

La conferencia de Pujol tenía un aire de despedida política de Madrid. No sólo porque tras las elecciones autonómicas catalanas del 16 de noviembre dejará de ser presidente de la Generalitat, tras 23 años. También porque el propio Pujol lo dijo al iniciar sus palabras. "Puesto que en breve voy a dejar la Presidencia de la Generalitat, se puede pensar que esta conferencia va a ser un balance o una justificación de nuestra política, la política de CiU o del nacionalismo catalán mayoritario o incluso mío personal".

Pero Pujol, enseguida hizo un quiebro y apostó por hablar del futuro, que definió como "un cambio de rasante en la política catalana". Defendió, ante los asistentes, la propuesta de su partido, CiU, de reforma del Estatuto de Cataluña "ante la evidencia" de "no poder negociar progresos autonómicos dentro del marco del Estatuto actual", pues "para el Gobierno central el Estatuto actual es un marco blindado a la baja y que no nos defiende del riesgo de involución".

A juicio del presidente de la Generalitat, la situación de Cataluña, desde el punto de vista del autogobierno que le asigna el Gobierno del PP, no es buena. Pero tampoco le es "favorable", estima Pujol, "la evolución de ideas y proyectos en el campo socialista", como el documento de Santillana del Mar (Cantabria), que "desde el punto de vista de la autonomía de Cataluña es decepcionante".

Precisó que la situación "no es buena, desde el punto de vista competencial y desde el punto de vista de la consideración de los elementos básicos de nuestra identidad". Citó, entre ellos, los cambios del régimen lingüístico en las escuelas catalanas que el ministerio quiere introducir y que Pujol considera una "amenaza grave".

El presidente de la Generalitat recordó cómo, a principios de la actual legislatura, en el año 2000, entregó al entonces vicepresidente primero del Gobierno, Mariano Rajoy, y al secretario general del PP, Javier Arenas, un estudio "extenso y sólido" argumentando su posición "desde un punta de vista político, pero sobre todo institucional y sin salirnos de la Constitución".

Explicó cómo hasta finales del 2001 su Gobierno no insistió sobre su oferta por dar prioridad al debate sobre la financiación autonómica. Al volver sobre ello, se encontró con la respuesta negativa de Aznar, Rajoy y Arenas.

Para el presidente catalán, "puesto que participamos a fondo en la redacción y en el espíritu que la inspiró, y ya que conocemos bien la Constitución, es cómo si en la práctica nos la cambiasen".

También sacó a colación, como le dicen en Madrid, que él y CiU "tienen sentido de Estado". Pujol propuso una pregunta a la inversa: "Si Cataluña ha actuado durante años de forma constructiva y ahora se muestra más crítica y distante, ¿es porque ellos han cambiado o porque desde fuera de Cataluña les han cambiado el paisaje?".

Asistieron al acto la ministra de Exteriores, Ana Palacio; la de Administraciones Públicas, Julia García-Valdecasas; el fiscal del Estado, Jesús Cardenal, y el ex ministro José Manuel Romay Beccaría.

Las dudas del presidente

El presidente de la Generalitat, en el repaso histórico que ofreció de las relaciones de la autonomía catalana con el Estado, admitió que ni la Constitución ni el Estatuto de Cataluña le satisficieron plenamente. Pero también reconoció que defendió ambos textos "sin titubeos ante las Cortes y ante el país".

Explicó que la primera razón de su defensa fue que la Constitución era el texto que "el país podía mejor asumir y podía mejor adaptarse a él". Y en cuanto al Estatuto de Cataluña, porque era "un texto abierto que permitía ulteriores progresos, lo mismo que la Constitución".

Sin embargo, y desde el punto de vista del nacionalismo catalán, a la vista de la evolución posterior, y especialmente de la actual orientación de la política española, Pujol se preguntó ayer si "no debimos ser más exigentes en lo referente a la autonomía de Cataluña, aún a riesgo de provocar una situación difícil y peligrosa al conjunto del proceso".

Pujol -que en otro momento de su intervención se declaró admirador en su juventud del presidente norteamericano Franklin D. Roosvelt, inspirador del New Deal- dejó la duda abierta para los nacionalistas catalanes, pues dijo: "La respuesta general en España sería que hicimos bien en apostar por el consenso, que siempre en último término significa moderación. Pero quienes así se expresasen, que creo que serían la inmensa mayoría, debieran reflexionar sobre cual ha sido la evolución posterior en el tema autonómico, más todavía a la luz de la que actualmente sucede en este terreno. Especialmente en el caso de Cataluña".

* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 18 de septiembre de 2003

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