Una carrera difícil y azarosa, como toda la temporada. Pero está visto, en los peores momentos, es cuando más brilla. Michael Schumacher lo confirmó, por si alguien tenía alguna duda, ayer en Indianápolis. El piloto alemán afronta la última prueba del campeonato en una magnífica posición para lograr su sexto título mundial. Nada que ver esta temporada con la anterior, en la que barrió, en la que le sobraron nada menos que seis grandes premios para certificar su quinta corona, con la que igualó el récord en poder del argentino Juan Manuel Fangio desde 1957. Esta vez tendrá que esperar hasta el final. Pero vuelve a tenerlo todo a favor.
"Necesitamos un punto, pero nunca se sabe. Mi objetivo será ganar otra carrera"
Después de la portentosa demostración de superioridad de Schumi, la Federación Internacional del Automóvil (FIA) adoptó con urgencia un paquete de medidas para intentar frenar la tiranía del piloto alemán, que rompía de cuajo todo atisbo de emoción, con la consiguiente pérdida de cuota de audiencia.
Los comisarios no llegaron a aceptar las descabelladas propuestas iniciales de introducir sobrepesos en los coches o de obligar a los pilotos a subirse a un bólido diferente en cada carrera. Pero eso sí, cambiaron el sistema de puntuación y el método de clasificación para componer la parrillla de salida. Nada inmutó a Schumacher. Aunque, eso sí, en junio, echó un vistazo al balance provisional y de lo que observó, sacó la siguiente conclusión: "Es curioso que, tras ganar yo cuatro grandes premios y él uno, sólo le aventaje por tres puntos". La regularidad del finlandés, cuatro veces segundo hasta entonces, le situaba a tiro de piedra de Michael, 54 puntos por 51. Desde entonces, las cosas en Ferrari fueron de mal en peor. Michael acabó todas las carreras pero en posiciones muy discretas. No resurgió hasta hace unas semanas en Italia, donde ganó su quinta carrera del año. Ayer repitió y sólo Raikkonen puede ya a impedir el heptacampeonato.
El título no se decidía en la última carrera desde 1999. Entonces ganó Mika Hakkinen la carrera y también el título gracias a que Schumacher fue segundo y relegó a Eddie Irvine a la tercera posición. De nada le sirvieron al irlandés los cuatro puntos de ventaja con los que había viajado a Japón.
Schumacher está acostumbrado a la presión que significa jugárselo todo en la última carrera. Esta será la cuarta vez que le ocurre. En 1998 rompió el motor de su Ferrari y perdió el título a manos de Hakkinen. Un año antes perdió la posibilidad de coronarse en la última carrera ante Jacques Villeneuve. En 1994, sin embargo, ganó el título frente a Damon Hill.
"Ha sido una victoria soberbia y crucial para el campeonato", declaró Schumacher tras su carrerón. "Es un día emocionante después de los problemas que habíamos tenido. Era una carrera problemática. Llovía, la pista se mojaba, luego se secaba, luego volvía a llover. Observando la situación desde Monza, estoy muy feliz por el desarrollo de los acontecimientos. He estado en contacto permanente con los boxes para conocer las posiciones y el parte metereológico. Es la primera vez que utilizamos neumáticos de lluvia en carrera y ha funcionado bien. Ahora, necesitamos un punto pero nunca se sabe. Para ser primero, hay que acabar primero. Mi objetivo será ganar otra carrera".
Fernando Alonso, después de una notable actuación, de estar casi todo el tiempo entre los cinco primeros, rompió el motor de su Benetton Renault en la vuelta 46. El piloto español se mostró muy decepcionado porque aspiraba a superar a Barrichello y a Ralf Schumacher en la clasificación del Mundial, especialmente después de que ambos tuvieran que abandonar la carrera mucho antes de que él lo hiciera. "He perdido una buena oportunidad de ponerme cuarto en el Mundial. No va a ser fácil que Barrichello y Ralf abandonen en una misma carrera, y después de verles a un lado de la pista me había hecho ilusiones", afirmó Alonso. "El coche iba muy bien, incluso en alguna fase de la carrera, sobre todo al comienzo, pensé que podía ganar", explicó. "Con la lluvia sabía que los Bridgestone irían muy bien, y que tenía menos opciones, pero estar en el podio lo seguía viendo factible", agregó. "En la salida he tenido un problema con el embrague y he salido mal. Me he entregado a fondo, incluso he pasado miedo y al final no me he llevado ninguna recompensa", concluyó. Alonso continúa en sexta posición del Mundial, con los mismos puntos que Barrichello y con tres puntos menos que el cuarto clasificado, Ralf Schumacher.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 29 de septiembre de 2003