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Crónica:FÚTBOL | Primera ronda de la Copa de la UEFA, partidos de vuelta

Un Valencia sin concesiones

Aimar se desmelena en la segunda parte y Mista apuntala la victoria ante el AIK

Fiel a su fama de equipo profesional, el Valencia se empleó sin concesiones ante el debilucho AIK Solna. Férreo en defensa y rumiando el encuentro en ataque. Poco a poco hasta que cayó de su lado. Por dos razones. Primero porque Aimar se desmelenó en el segundo tiempo. Y después, porque entró Mista, que está en fase de inspiración, y apuntaló la contienda. Tuvo tiempo Benítez de hacer debutar a Xisco tras una larga lesión y dar unos minutos de descanso a Carboni, que recogió una profunda ovación.

VALENCIA 1 - AIK SOLNA 0

Valencia: Palop; Curro Torres, David Navarro, Ayala, Carboni (Garrido, m. 86); Rufete, Albelda, Canobbio; Aimar; Sánchez (Mista, m. 62) y Oliveira (Xisco, m. 80).

AIK Solna: Svensson; Tamandi, Bjork, Sundgren, Tjernstrom; Ishizaki, Kah, Nordin, Corneiusson (Hoch, m. 80); Aslund; y Boateng.

Goles: 1-0. M. 71. Centro desde la derecha de Curro Torres que cabecea a gol picado Mista.

Árbitro: I. Berbist (Bélgica). Amonestó a Tamandi y Nordin.

Unos 18.000 espectadores en Mestalla.

Bien, pasan los años y ahí sigue Carboni, tan firme como el primer día. O tal vez más, pues cuando llegó, hace ya seis años, iba pasado de revoluciones. Ahora ya no. Lleva las justas. Muchas para un señor de 38 años. Impecable en el juego aéreo: rara vez le ganan un balón por arriba, y práctico en su defensa de la zona. Mantiene una punta de velocidad, sabe proteger el espacio, suele tocar de primeras para ahorrar. El técnico va dando descanso a sus compañeros, pero no a él, que cubre la lesión sine die de Fabio Aurelio.

El partido era duro para el Valencia desde el punto de vista mental. Poco público, eliminatoria casi resuelta y un rival metido en el autobús pese a su desventaja. El cuadro de Benítez, sin embargo, se lo tomó con profesionalidad: concentrado, serio y entregado. Pero sin la chispa de genialidad de otras veces. Tal vez porque a Pablo Aimar se le notó en la primera parte que salía de una lesión. Arrancó desde más atrás por la ausencia de Baraja y llegó cansado a los últimos metros. Claro que todo cambió en el segundo periodo: se soltó Pablito y el Valencia empezó a disfrutar. Antes, esa bella pared entre Aimar y Sánchez que permitió pasar por el centro de la defensa sueca al pequeño delantero valenciano, que disparó mal.

El público se impacientó y la emprendió con Rufete, que está por debajo de su nivel, cierto, pero tampoco merece la crueldad de la grada después de dos años de trayectoria impecable. El Gol Gran acudió a su rescate. Ésta sí es una peña que ayuda siempre a su equipo y no le pide nada a cambio. Y lo más importante: siempre le ha dado la espalda a la violencia y al racismo. Cosa que no sucede en el otro fondo, el norte, donde hay un deplorable grupo que aúlla cuando lleva el balón algún futbolista negro.

Aimar empezó a abrir el campo tras el descanso, a jugar con su electricidad habitual, pero Rufete seguía centrando con una potencia desproporcionada. Falta de confianza. Oliveira estuvo especialmente desafortunado, si bien fue Sánchez el primer sustituido. Entró Mista. Se trataba de cazar ese gol tranquilizante. Aimar inventó un caño tan hermoso que fue felicitado hasta por los jugadores suecos. Y sacó más cosas de su inmenso repertorio: pases larguísimos que cambiaban completamente la orientación del juego. Uno de ellos le llegó a Curro Torres, pegado a la cal del extremo derecho, éste centró templado y Mista marcó todos los tiempos en el cabeceo.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 16 de octubre de 2003