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Crónica:FÚTBOL | Primera ronda de la Copa de la UEFA, partidos de vuelta

La fe y tres goles de Eto'o salvan a un Mallorca desorientado

El camerunés vuelve a brillar con Luis otra vez en el banquillo

El regreso de Luis Aragonés al banquillo de Son Moix provocó una ilusión típicamente futbolera. Esa sensación contagiosa que hace del carisma un valor tremendo. La fantasía de que la llegada de un alma solitaria, el contrato de un técnico, o un sabio, puede reestablecer la armonía en un orden complejo y difícil de controlar, como es un equipo de fútbol. No es lógico pero a veces funciona. Luis Aragonés es de esos y la gente decidió tener fe. Al menos, la tuvieron los pocos miles que se acercaron al campo en una tarde un tanto desapacible para ver un partido sencillo. Entre la fantasía y la realidad el público suele escoger la segunda opción.

MALL0RCA 4 - APOEL 2

Mallorca: Miki; Cortés, Niño, Nadal, González; Campano, Nagore, Colsa (Marcos, m.60), Nené; Eto'o (Ligüera, m.72) y Bruggink (Correa, m.73).

Apoel Nicosia: Morfis; Okkarides, Daskalakis, Amanatidis, Elia; Charalambides, Germanos, Petrovski, Georgiou; Vakouftis y Papandreu (Alexandrou, m.68).

Goles: 0-1. M. 7. Okkarides. 1-1. M. 30. Eto'o. 2-1. M. 61. Eto'o. 3-1 M. 65. Eto'o. 4-1. M. 88. Correa. 4-2. M. 89. Amanatidis.

Árbitro: Skomina (Eslovenia). Amonestó a Cortés, Niño, Colsa, Okkarides y Daskalakis.

Unos 7.000 espectadores en Son Moix.

"¡Oé-oé, oé-oé, es el equipo de Aragonés!", gritaban los cuatro fanáticos apiñados en un rincón del campo, ayer al comenzar el partido. Pero el Mallorca no era el equipo de Aragonés, sino el equipo de Pacheco, y, más aún, el equipo descabezado al que el mercado de verano dejó sin medio campo. Ibagaza, el enganche, y las dos alas, Novo y Riera. Nada menos. Tras semejante cambio, no ha habido manera de que vuelva a jugar bien.

El Mallorca salió tan perdido que en pocos minutos un tal Constantinos Charalambides le hizo un desaguisado. El chipriota se marchó entre recortes con la venia de la defensa del Mallorca, que se quedó mirando en esa y en otras. Su centro le fue un poco largo, pero como nadie fue al rechace la jugada se prolongó en oro, con el otro centro y el gol de Okkarides.

El Mallorca estaba desorientado. A los jugadores los arrastraba la displicencia de los deprimidos por falta de funciones. Y en ocasiones, los equipos se reparan dotándolos de carácter antes que nada. De un poco de fe antes que de conceptos, o de otras cosas que hacen al juego. Que por juego, el Apoel no anduvo tan confundido como su rival español. Tan abocado a los pelotazos como medio para reprimir el miedo a no saber qué hacer con el balón. "¡Toquen, toquen...!", gritaba Aragonés desde la banda, para evitar los pelotazos frontales. El técnico dio muestras de resignación. Y estaba en esas cuando llegó el gol reparador, el primero y los otros dos, obras todas del único personaje que parece convencido de su papel en el equipo isleño. Juega bien y predica el credo. Porque Eto'o es un delantero formidable, y más. Un tipo con fe en sí mismo y en Aragonés.

De hecho, el eje Aragonés-Eto'o funcionó desde el autobús. El entrenador de Hortaleza iba sentado en el primer asiento del coche que llevó al equipo al campo, una hora antes del encuentro. Son Moix estaba desierto, a excepción de un golfillo que gritaba solo en la puerta: "¡Llega el Mallorca!". Ahí, sobre el conductor, apoyado en la barandilla y con los ojos clavados en el limpiaparabrisas, iba Luis como un almirante metido en cavilaciones. Al fondo del pasillo, a 15 metros, sentado en la última fila, su lugarteniente, el camerunés Samuel Eto'o, que ayer ejerció de capitán.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 16 de octubre de 2003