El primer ministro israelí, Ariel Sharon, deberá ser interrogado hoy por la policía en un asunto de múltiple corrupción en el que aparecen como principales implicados sus hijos Gilad y Omri. El interrogatorio se produce en uno de los momentos más críticos de la vida política de Israel, como lo demuestran los tristes resultados de las elecciones municipales celebrados el martes en 156 localidades, en los que ha participado sólo el 41% de la población.
El interrogatorio de Ariel Sharon, avalado por una resolución de un tribunal de Tel Aviv y la aquiesciencia del fiscal general, deberá servir a la policía para aclarar dos operaciones financieras de dudosa legalidad. La primera se refiere a que Sharon habría recibido un millón y medio de dólares de un empresario judío surafricano, gracias a las gestiones de su hijo Omri, que habría servido para pagar las deudas electorales contraídas por el partido Likud en la campaña electoral de 1999. En la segunda operación, por un valor de "centenares de miles de dólares" que habrían ido al bolsillo de su otro hijo, Gilad, y a la finca personal que Sharon posee en el Neguev, el primer ministro habría favorecido un importante proyecto turístico en una isla griega.
La respuesta de Sharon asegurando que no "sabe nada del asunto" y que se "trata de una calumnia urdida por sus enemigos" será sin duda reiterada ante la policía.
Derrota electoral del Likud
Sin embargo, este incidente no hace más que lastrar la crisis en la que se encuentran sumidos el primer ministro y su partido nacionalista Likud, que sufrió ayer una importante derrota en las elecciones municipales, en las que la victoria más importante se la llevó la abstención, con un 59% del censo.
Los tristes resultados electorales, los más débiles que se han registrado en la historia de Israel, no impidieron ayer, sin embargo, que los dirigentes del Likud y los laboristas anunciaran su propia victoria. La mayor parte de los alcaldes salientes resultaron ayer reelegidos, aunque sin gran apoyo popular. El Likud se vanagloriaba de haber sabido mantener el control sobre 84 de los 156 municipios en los que se celebraban elecciones. Los laboristas aseguraban, sin embargo, que los nacionalistas sólo se mantienen en 2 de las 11 grandes ciudades con más de 100.000 habitantes y que han perdido tres alcaldías importantes: Bat Yam, Simona y Hod Hasharon. Este escrutinio no ha afectado a Jerusalén y a Haifa, ya que las elecciones en estas dos ciudades se celebraron de manera anticipada el pasado mes de junio.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 30 de octubre de 2003