El PSOE no pudo celebrar anoche una victoria de sus compañeros en Cataluña tal y como tenía previsto. El PSC ganó en votos, pero CiU le superó en escaños. Aun así, el secretario general de los socialistas, José Luis Rodríguez Zapatero, aseguró que el resultado "permite abrir paso a la alternancia" y que, aunque una solución puede ser "un Gobierno de continuidad" en torno a CiU, también es posible un Gobierno de cambio alrededor del PSC. En clave nacional, el líder del PSOE destacó que los socialistas obtienen en Cataluña el triple de votos que el PP y que el partido de Rajoy es el cuarto.
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Las ganas de los socialistas de celebrar una victoria en la sede federal de Madrid tampoco encontraron satisfacción anoche. Varias decenas de militantes se acercaron a la sede para manifestar su apoyo a los socialistas catalanes. La aparición en una pantalla gigante de Pasqual Maragall, pasadas las diez y media de la noche, fue saludada con aplausos. Los aplausos fueron cálidos, pero el gesto de los congregados era de tristeza.
Enseguida compareció Zapatero. Ya había hablado con Maragall para felicitarle y había departido con sus compañeros de ejecutiva. Entre los miembros de la ejecutiva que se dejaron ver -José Blanco, Jesús Caldera, Jordi Sevilla, Consuelo Rumí, Leire Pajín, Trinidad Jiménez y Enrique Martínez-, los rostros serios denotaban decepción.
Los resultados obtenidos fueron lo contrario de lo que esperaban. En el PSOE se confiaba en que el PSC obtuviera más escaños que CiU. También el ex presidente del Gobierno Felipe González estuvo un buen rato en la sede socialista, con Zapatero y otros dirigentes federales. El presidente del partido, Manuel Chaves, también se desplazó a la sede socialista cuando se conocieron los resultados.
Dos posibilidades
La tesis mantenida anoche por Zapatero, en línea con la de Pasqual Maragall, fue que para la "gobernabilidad" de Cataluña puede haber dos soluciones, o "un gobierno de continuidad en torno a CiU, o un gobierno de cambio alrededor del PSC". Y, con independencia de cual sea la posibilidad que acabe imponiéndose, corresponde a las fuerzas políticas dialogar para conseguir "una mayoría estable".
"El PSC ha ganado en votos, aunque ha sido superado en escaños por CIU, al igual que ocurrió en 1999", constató el secretario general del PSOE con cierta decepción. Las siguiente consideración ya no fue tan neutra. "Las fuerzas políticas que han venido apoyando a CiU para que gobierne [en alusión al PP] han quedado en minoría, por lo que no pueden reproducir una mayoría; en tanto que las fuerzas que estaban en la oposición son mayoritarias", señaló Zapatero.
Para el líder socialista, pese a todo, "el resultado permite abrir paso a la alternancia, y las instituciones podrán dejar de estar identificadas con un partido que ha gobernado 23 años". En clave no exclusivamente catalana, con la vista puesta en las elecciones generales del próximo mes de marzo, Zapatero subrayó el hecho de que "el PSC es la primera fuerza de Cataluña en número de votos; el PP desciende del tercer al cuarto puesto y los socialistas catalanes obtienen el triple de votos que el Partido Popular".
El líder socialista felicitó al pueblo de Cataluña "por el alto nivel de participación" en las urnas y agradeció el voto al millón largo de ciudadanos que dieron su confianza a las candidaturas socialistas.
Lo cierto es que hasta la víspera de la votación, seguros de la victoria de Maragall, el PSOE y Rodríguez Zapatero confiaban en saborear las mieles de una victoria clara. Esta certeza neutralizaba el temor a la posibilidad de que el PP pudiera arremeter contra un hipotético pacto con una fuerza "separatista e izquierdista" como ERC. Pero para Zapatero lo importante era que en Cataluña hubiera un presidente de la Generalitat socialista. Es la única comunidad autónoma de España en cuyo gobierno nunca han participado los socialistas desde que hay elecciones democráticas.
Lo importante para José Luis Rodríguez Zapatero, por tanto, era la victoria del PSC. No le preocupaba en absoluto el uso partidista que el PP pudiera hacer de la formación de un gobierno presidido por Maragall y compartido con ERC e Iniciativa per Catalunya. Se trataba, en clave nacional, de afrontar la campaña de las elecciones generales de marzo con una victoria clara en la mochila.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 17 de noviembre de 2003