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Crónica:FÚTBOL | Duodécima jornada de Liga

El Athletic pisa fuerte

El equipo de Valverde logra su primera victoria a domicilio, entra en los puestos 'champions' y agranda la crisis de un Celta pequeño

Típico fútbol del norte, decían los cronistas en otros tiempos. Ya se sabe: lluvia, barrillo, fuerza e ímpetu. Pero, en realidad, ayer en Balaídos había mucho más. Había por ejemplo intrahistoria. Lotina tenía que lidiar el habitual toro de Mostovoi, el zar rebelde, que llegó dos días tarde a Vigo porque quería descansar. Y descansó en el banquillo, lo habitual cuando se reta al entrenador por muy débil que se encuentre. Y tuvo que lidiar el toro de Cavallero, el portero argentino que a causa de los viajes llegó ayer a Vigo, tras dar la vuelta al mundo. Pero, claro, el Celta no marcó -porque hay pocas ideas en ese equipo- y el portero suplente, Pinto, falló estrepitosamente en el primer gol. Lotina jugó sus apuestas, porque no tenía otra opción, y perdió las dos.

CELTA 0 - ATHLETIC 2

Celta: Pinto; Ángel, Cáceres, Sergio, Sylvinho; Vagner (Catanha, m. 79), Giovanella; Jonathan (Gustavo López, m. 63), Jesuli, Juanfran (Mostovoi, m. 72); y Milosevic.

Athletic: Aranzubia; Lacruz (Murillo, m. 82), Luis Prieto, Karanka, Larrazabal; Orbaiz, Óscar Vales; Etxeberria, Jonan (Bordas, m. 88), Javi González (Iraola, m. 67); y Urzaiz.

Goles: 0-1. M. 58. Lacruz aprovecha la salida en falso de Pinto para cabecear una falta sacada por Orbaiz .

0-2. M. 90. Iraola culmina con un tiro cruzado una pared con Etxeberria.

Árbitro: Rodríguez Santiago. Amonestó a Juanfran, Luis Prieto, Ángel, Órbaiz, Vales, Etxeberria, Sergio y Milosevic.

Unos 20.000 espectadores en Balaídos.

En el Athletic las aguas bajaban tranquilas pero se metió la gripe de por medio y Valverde tiró de la cantera. Sin Tiko, sin Yeste, sin Ezquerro, puso el buzo a sus futbolistas y les mandó a desaguar. De eso ha sabido el Athletic siempre, pero además ahora sabe manejar los tiempos y no se arredra porque el rival le amargue un cuarto de hora (es lo que hizo el Celta en cada tiempo) a la espera de su momento de gloria. En cierto modo cabe pensar que el Athletic sigue siendo lo que fue y el Celta ya no es lo que era. Es decir, el Athletic juega mejor que antes y el Celta peor, aunque la musculatura de la que le dotó Lotina le diera la temporada pasada lo que Mostovoi y compañía jamás conseguían (la clasificación para la Champions), convertidos en eterna alternativa.

El partido cogió calor enseguida. Los choques humanos se multiplicaban, la presión era asfixiante para los jugadores y para el espectáculo y así el protagonismo recaía en futbolistas raciales como Ángel o Lacruz, de esos que colocan la barrera en su banda y por ahí jamás pasa el extremo. Pero la fuerza es también un argumento, y por fuerza se producían las ocasiones. Milosevic tuvo varias pero no supo evitar la reiteración en los fueras de juego, obcecado como estaba con la portería. Y si no, estaba Aranzubia para atajar los disparos lejanos de Vagner o Jesuli.

Así llegaron los posibles penaltis, para aderezar la emotividad del partido. Lo hizo Sergio con la mano, a cabezazo de Urzaiz y lo hizo Luis Prieto zancadilleando a Milosevic. Ninguno se pitó. Y entre choque y choque, Lacruz cabeceó a la red un centro de Orbaiz, tras un titubeo de Pinto. Un gol era una montaña en un partido tan plano como intenso. Y creció el Athletic, tanto que marcó el segundo en el tiempo de prolongación, para ganar a lo grande y escalar hasta una plaza de Liga de Campeones. Y lo hizo de una menra desconocida: dejando su puerta a cero, lo que no le había ocurrido como visitante en los últimos 34 partidos.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 24 de noviembre de 2003