Dice Jorge Semprún que lo único que sobrevive del franquismo es ETA.
Se queda corto. Valgan algunos ejemplos, además de fosas comunes (una vergüenza para todos), permanecen a lo largo y ancho de nuestro país calles, plazas, placas, edificios públicos e incluso algunas estatuas que recuerdan al dictador y personajes relevantes de la dictadura.
Pero, lo que todavía es más preocupante es que perdura el franquismo sociológico entre amplias capas de la población y que conocen muy bien los políticos populares (es elocuente la ausencia del Partido Popular en el reciente homenaje en el Congreso a las víctimas de la dictadura) y princialmente José María Aznar, con una imagen dura y autoritaria que le proporciona muy buenos réditos electorales y mayorías absolutas.
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* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 10 de diciembre de 2003