Robert Musil (1880-1942) es, sin duda, una de las grandes voces de la literatura universal del pasado siglo XX. En 1906 publicó Las tribulaciones del joven Törless -título que podrá comprar mañana por un euro al adquirir un ejemplar de EL PAÍS-, un relato con evidentes dosis autobiográficas sobre un grupo de adolescentes en su etapa escolar en un colegio militar, obra que se convirtió en uno de los textos de referencia de las novelas de iniciación a la vida. Los últimos 12 años de su existencia Musil los dedicó esencialmente a la indagación y recreación de la sociedad austriaca. El resultado fue una extraordinaria e inacabada obra, El hombre sin atributos, relatada a través de su personaje principal, el antihéroe Ulrich. Hermann Broch le recordó así en el año de su muerte: "Robert Musil escribió la autobiografía de su juventud, su Werther, en el espléndido relato sobre Las tribulaciones del joven Törless. Era un adiós retrospectivo a su propia adolescencia y, por otro lado, el adiós a un mundo que nadie volvería a vivir, quiero decir: al espacio específico de la vida austriaca, a lo que con razón se ha llamado la cultura austriaca, algo que estaba condenado a muerte. El libro apareció poco antes de la I Guerra Mundial; su recuerdo del pasado fue una necrología profética".
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* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 13 de diciembre de 2003