Apático y atribulado, el Mallorca perdió ayer la corona de campeón de la Copa tras una actuación menor, casi ridícula, en Valencia. La culpa fue del Levante, uno de los equipos punteros de la Segunda División y con aires de grandeza. Ayer demostró que tiene fútbol para hablar con varios equipos de Primera, sobre todo en las botas de futbolistas como Sandro, Rivera, Cuéllar y Aganzo. Ante el Mallorca sostuvo casi un monólogo de principio a fin del partido y remató su faena con dos goles de David Aganzo, delantero hábil, rápido y listo, características que pocas veces se reúnen en un ariete de la categoría. En el lado contrario, el Mallorca fue un títere sin pies ni cabeza, zarandeado siempre de un lado a otro sin decir palabra.
LEVANTE 2 - MALLORCA 0
Levante: Aizpurúa; Lekunberri, Olías, Jesule, Pinillos; Sandro (Carpintero, m. 79), Rivera; Ettien, Cuéllar (Congo, m. 73), Manolo (Jofre, m. 66); y Aganzo.
Mallorca: Miki; Olaizola, Lussenhoff, Nadal, Poli; Colsa, Nagore (Bruggink, m. 54); Raúl Martín, Correa (Stankovic, m. 60), Nené; y Eto'o.
Goles: 1-0. M. 14. Centro de Ettien desde la derecha y Aganzo, tirando el cuerpo hacia delante, bate a Miki.
2-0. M. 77. Pase de Congo desde el centro del campo a Aganzo, que controla, aprovecha el resbalón de Olaizola y marca.
Árbitro: Daudén. Amonestó a Manolo y Colsa.
Unos 4.000 espectadores en el estadio Ciutat de València.
Confiado en su teórica superioridad, el conjunto de Luis Aragonés ofreció al Levante el balón en una bandeja desde las primeras jugadas. Los de Manuel Preciado, lejos de repudiarlo, lo trataron con esmero. Rivera y Sandro, dos jugadores que han pasado por el Madrid, se merendaron en el centro del campo a los ex atléticos Colsa y Nagore. Los levantinistas impusieron su calidad ante la brega de los centrocampistas del Mallorca, siempre a rebufo y con un cuerpo por detrás de sus rivales.
Rivera impartió una lección de inteligencia en la medular. Abrió el compás hacia las bandas y allí, en la derecha, encontró a Ettien, que encendió el cohete ante Poli. Así fue el primer tanto. Ettien llegó lanzado hasta la línea de fondo, sin ningún tipo de freno, conectó un centro con la fuerza de un disparo a puerta y el balón lo mandó Aganzo a la red en un gesto de acróbata. Tiró el cuerpo hacia delante para golpear el balón y dejar los pies un palmo por detrás. Más que darle él a la pelota pareció lo contrario.
El Mallorca despertó de su somnolencia tras el tanto, aunque nunca acabó de entrar en el encuentro. Algún detalle del brasileño Nené, alguna arrancada de Eto'o en plan llanero solitario -muy vigilado el camerunés, con pocos espacios- y poca cosa más. El equipo de Luis no dio una salida limpia a la pelota, ahogado como estaba por la presión del Levante, que corrió como un desesperado.
Si grande fue el dominio granota en la primera parte, en la segunda el Levante propinó un auténtico baile al Mallorca, partido por la mitad, sin ataque, defensa ni guión de juego. Sólo un disparo lejano de Colsa en el primer minuto tras la reanudación causó algo de inquietud a la grada. Fue un espejismo, porque el conjunto balear se diluyó desde ese momento como un azucarillo. Apenas volvió a inquietar a Aizpurúa.
Aganzo sentenció la eliminatoria a poco del final con otro tanto precioso a pase de Congo, con Olaizola viendo la jugada con la cara pegada al césped por un resbalón. Ettien, que falló un gol a portería vacía tras regatear a Miki, Aganzo y Congo pudieron firmar un marcador de escándalo, pero su poco acierto y las paradas del portero visitante evitaron el ridículo. Eso sí, el Mallorca se fue de Valencia derrotado merecidamente y... sin corona.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 18 de diciembre de 2003