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Reportaje:FÚTBOL | Dieciseisavos de final de la Copa del Rey, última eliminatoria a partido único

"El Leganés es el Manchester"

Ante el duelo con el Madrid, Pekerman sueña con hacer cosas grandes desde la modestia

"En Leganés no se puede comprar una camiseta del Leganés en ninguna tienda", dice José Pekerman, para explicar el panorama que rodea a su club en vísperas de recibir al equipo que más camisetas vende en el mundo. "Uno lo capta", continúa; "llega a un estadio, va a un bar, pregunta y ya sabes lo que piensan, lo que les gusta. Y tú vas a Leganés y de fútbol no se habla. Porque el Leganés siempre estuvo ligado a un grupo que siempre hizo un esfuerzo para que existiera en un lugar donde no podía estar: en un fútbol superprofesional con muy poco apoyo económico".

"Cada Mundial es peor", dice el director deportivo del club madrileño y descubridor de Aimar

Pekerman, director deportivo del Leganés, es un extraño técnico argentino. No sólo rechazó la oferta de dirigir a la selección absoluta de su país, sino que el verano pasado se entusiasmó con la idea de hacer del Leganés, club que no dispone de campos de entrenamiento propios, un equipo importante.

Ayer Pekerman acudió a la práctica en el estadio Moscardó, perteneciente al Ayuntamiento de Madrid. Era el último entrenamiento antes de recibir al Real Madrid hoy en Butarque, en la Copa. A sus 54 años, el técnico despedía un aire juvenil cuando se acurrucaba en la grada con una chaqueta de cuero negro para resguardarse del frío y hablar de "el proyecto".

"El Deportivo lleva diez años trabajando en distintos aspectos y cada torneo que empieza es aspirante a la Liga y a la Champions", argumena. "Esto no se logra porque en la última etapa encontró a un grupo de jugadores. ¿Qué es lo que pasa con los que hacen eso? El efecto inverso es el Alavés: subió a Primera, jugó una final de UEFA y hoy está en Segunda División. Si no hay un proyecto la realidad te vuelve a ubicar donde tú eres. El Leganés no puede ascender el primer año. No sé cuándo va a ascender. Lo importante es que tiene un proyecto".

En este contexto, el partido contra el Madrid sirve para evaluar el nacimiento del plan de Pekerman. "Es un acontecimiento histórico porque nunca los dos equipos se han enfrentado en una competición oficial", dice. "Para nosotros, lo más importante es que los jugadores del Leganés demuestren que pueden competir con un grande; que la cita no nos asusta, que nos motiva".

El equipo titular sólo tiene dos españoles: un delantero muy joven, Borja, y un interior derecho, Txiki. Los demás son argentinos. Desde el entrenador, Carlos Aimar, pasando por el portero, Leyenda, y hasta Pablo Rodríguez, el media punta, el jugador más creativo y el único que no tiene pasaporte comunitario. La condición predominantemente suramericana, sin embargo, no hace al estilo del juego. El Leganés, que ocupa el puesto duodécimo en la Segunda División, tiene poco gol y practica un juego frontal.

"Es muy pronto para hablar de un estilo porque no tenemos que mentir o ilusionar falsamente", dice Pekerman; "los grupos se van modelando para llegar a lograr una integración. El arte del fútbol es saber combinar aspectos técnicos, físicos y psicológicos. En España se valora la mentalidad. Y dicen: 'Para ser campeón hay que tener un argentino'. Cuando hablan del argentino, se destaca la mentalidad ganadora. Esto es un patrimonio argentino".

En eso el Leganés se parece a la mayoría de los equipos argentinos. Tiende a jugar sin freno, choca, es impreciso y se aferra al tradicional espíritu agresivo para disimular la pérdida de otras virtudes ancestrales, como el manejo y el criterio. Nadie sabe mejor que Pekerman de esta crisis que ha visto el fracaso de la selección en el Campeonato del Mundo sub 20: "Es una tendencia del fútbol. Cada Mundial que vemos es peor. Hemos visto a Senegal y Corea del Sur peleando entre los primeros cuatro finalistas. Y Argentina pasa el proceso que pasan todos, pero agravado. ¿Por qué? Porque estamos en decadencia, producto de una gran crisis económica y social".

Después de ganar dos Mundiales sub 20, en 1995 y 1997, un Suramericano sub 20 en 1997 y un Mundialito sub 20 en 1998, Pekerman se convirtió en el más prestigioso cazatalentos del planeta. Su opción por el Leganés parece una extravagancia.

"No siento esto como una quijotada ni prejuzgo a quien lo piense así", dice; "si estoy en el Leganés es porque me siento bien. Siento que esto es algo muy interesante. A mí me gusta el fútbol y es lo primero que veo. Esto, para mí, es un gran escenario. El Leganés, para mí, es el Manchester United. Lo siento así porque hay personas, hay una comunidad que disfrutaría mucho... A lo mejor es una utopía y a lo mejor ni ellos mismos piensan que esto puede ser un equipo importante. Y a lo mejor, si colaboramos, algún día llegamos a hacer algo importante. Tal vez por esa forma de ser, un día pensé que Aimar iba a llegar a ser uno de los mejores jugadores, cuando era un flaquito chiquito de 14 años. Yo lo sentí y me subí al carro con él. Y él nunca había jugado en un equipo competitivo. Había jugado en Río Cuarto, en la Liga de su ciudad. Y un día le dije: '¿Te animas a venir a la selección?'. Hoy, cuando lo veo, me emociono. Veo el fútbol. Un chiquito que sigue sintiendo que lo más importante es la pelota y ser buena persona. Juega por una manera de sentir el juego, y el fútbol existe por estas cosas. Yo nunca dejo de soñar en este tipo de cosas. Para eso da lo mismo el Leganés que el Manchester. Primero, está la forma de sentir y de ser, los valores. Y los valores pueden estar implícitos en un club pequeño".

* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 18 de diciembre de 2003