En vísperas de la esperada reforma ministerial que se estaba cociendo desde agosto pasado, Robero Amaral, ministro de Ciencia y Tecnología, una de las figuras históricas de la izquierda, vicepresidente del PSB (Partido Socialista Brasileño), renunció a su cargo con una carta lacónica dirigida al presidente, Luiz Inácio Lula da Silva. Lula ha pedido a Amaral que continúe en su cargo hasta la semana próxima.
La renuncia de Amaral, científico, abogado y escritor forma parte de un cierto malestar en el ámbito del Gobierno por los continuos anuncios de la reforma que acaba siempre desmentida, pero de la que desde hace meses la prensa da nombres de los posibles ministros dimisionarios. Entre ellos figuraba Amaral por la polémica levantada a los pocos días de su nombramiento sobre la posibilidad de que Brasil pudiera contar con la "tecnología" necesaria para poder construir la bomba atómica.
El partido de Amaral, que apoya al Gobierno de Lula, ha querido preservar, según informó ayer la prensa nacional, la dignidad del ministro, que ha preferido renunciar a poderse ver fuera del Ejecutivo, víctima de los compromisos que Lula va a tener que hacer para dar dos ministerios importantes al PMDB (Partido Movimiento Democrático Brasileño), el importante partido de centro que ha decidido apoyar al Gobierno.
Algunos de los ministros que aparecen en la prensa como posibles dimisionarios han manifestado en privado el desgaste que supone trabajar con la espada de Damocles encima. Otros, por el contrario, como el ministro de Ciudades, Olivio Dutra, gobernador de Río Grande do Sul, ya han dicho que no se piensan ir.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 11 de enero de 2004