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Crónica:FÚTBOL | Vuelta de los octavos de final de la Copa del Rey

Paunovic caza al Depor

Un buen gol del delantero atlético lanza a los rojiblancos tras una eliminatoria muy trabada

Con mucho más sacrificio que juego, el Atlético ya está en los cuartos de final de la Copa, otro peldaño de mérito para un equipo aún tejido con alfileres. Lo logró por las bravas, con la eficacia precisa, con el acierto justo para bajar la persiana a un Depor en horas de melancolía, pero casi siempre un hueso. Sin brillo, con mucha dedicación y remangue, los rojiblancos supieron explotar una listeza de Paunovic, más pillo que toda la defensa local para marcar un gol que solidificó definitivamente a su equipo. A un Atlético cuyo mayor mérito fue frenar a su enemigo, enredarle de principio a fin, meterle en un agujero que hoy en día resulta un suplicio para este Depor de perfil algo plano.

DEPORTIVO 1 - ATLÉTICO 1

Deportivo: Munúa; Scaloni (Héctor, m. 88), César, Andrade, Capdevila; Sergio, Duscher; Munitis, Fran (Djalminha, m. 59), Luque (Tristán, m. 74); y Pandiani.

Atlético: Juanma; Gaspar, García Calvo, Lequi, Sergi; Simeone, De los Santos, Musampa (Santi, m. 87); Jorge (Ibagaza, m. 61); Paunovic (Aguilera, m. 90) y Fernando Torres.

Goles: 0-1. M. 66. Lequi centra bombeado desde la izquierda y Paunovic remata sin dejar caer el balón. 1-1. M. 86. Pase al hueco de Sergio y Tristán pica la pelota con habilidad.

Árbitro: Mejuto. Amonestó a Pandiani, Juanma, Jorge, García Calvo, Lequi y De los Santos.

Unos 20.000 espectadores en Riazor.

Sin grandes intenciones, el tercer y cuarto clasificado de la Liga dejaron una eliminatoria más bien ulcerosa, plomiza la ida y bastante empachosa la vuelta, al menos hasta la pasión del final. A ambos se les supone más recursos de los expuestos, sobre todo al Depor, pero los dos equipos decidieron despojar los dos duelos de cualquier gracia. El de Riazor arrancó de la peor manera posible, con Valerón en la grada e Ibagaza en el banquillo; con Duscher a la caza de una rodilla de Jorge a los treinta segundos, y décimas después con Simeone fijando sus tacos sobre Fran. Zurrados el canario y el gallego, los dos faros de la noche, el partido se convirtió en un carrusel de patadones. Puro barbecho, con Lequi como guionista rojiblanco y Duscher con más notoriedad que nadie en los blanquiazules. El resultado fue deprimente, con la pelota descosida de mala manera, reventada a punterazos. Una bicoca para los centrales, encantados desde el paleolítico cuando sólo se ven exigidos por balonazos frontales y sin nadie con vocación para el rechace.

Del pestiño fueron culpables ambos equipos. El Depor lleva tiempo sin chispa. La ausencia de Mauro Silva, el mal momento de Valerón y los desplantes de Tristán le han restado quilates. Sólo Luque parece enchufado, pero al equipo no le alcanza del todo e Irureta nunca ha dado muestras de apego a esta Copa.

Al Atlético no le sobra nada. Vive al día y hasta anoche su mejor partitura la había ofrecido en la segunda parte del pasado domingo ante el Athletic, cuando por fin Torres e Ibagaza se echaron el lazo. Pero ayer Manzano les divorció y el Atlético tardó 66 minutos en tejer una jugada, casi al instante de que Ibagaza entrara en escena. Casual o no, el equipo se animó en su primera elaboración y hasta Lequi se contagió. Su único pase efectivo -en campo del rival, y no desde la cueva como acostumbra- lo interpretó magníficamente Paunovic, que pilló con la caraja a la zaga gallega.Un gol imprevisto, tanto por lo mostrado hasta entonces por el club madrileño como por el ligero mayor empeño del Depor en la segunda parte.

Hasta el acierto de Paunovic, el más chisposo de los visitantes, Manzano, temeroso quizá por el 5-1 recibido en Liga en Riazor, había planteado una partida de ajedrez, con mucho plomo en el eje -Simeone y De los Santos reforzados por Musampa- y los costados al desnudo. Con la intención de bloquear al enemigo en el puesto de mando, Manzano dejó las orillas a pies de Torres y Paunovic, obligados a rebañar en ataque una y otra banda. Como los laterales no ayudan en exceso, principalmente Gaspar, el equipo chocó y chocó por el centro, donde la circulación siempre es engorrosa. Sin otra idea que coser al Depor, el Atlético cerró el partido a la espera de cazar una oportunidad. Más o menos lo que había hecho su técnico con éxito hace un curso con el Mallorca, en el mismo estadio y en idéntica competición. Y como entonces, de tanto masticar el encuentro, el técnico acabó con la garganta anudada. El exquisito gol de Tristán en el tramo final del choque levantó el pulso de la noche, descargó toda la emoción que le había faltado a la eliminatoria. Con mucha intensidad pero poca destreza, el Depor se lanzó a la carga, con el Atlético arrinconado contra el muro de Juanma, con Munúa, el portero local, rematando el último córner. Los únicos minutos con chicha de una cita que el Depor no supo descifrar. El Atlético, al menos, acertó en su apuesta. Manejó los hilos según el guión de Manzano y se encontró con Paunovic, el más listo de todos.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 16 de enero de 2004