Estados Unidos va a tener en el encuentro anual que hoy comienza en Davos una presencia estelar. Si el año pasado, el presidente George W. Bush envió al secretario de Estado norteamericano, Colin Powell, para vender la inexorable guerra contra Irak, serán el vicepresidente, Dick Cheney, y el fiscal general, John Ascroft, quienes tienen previsto hacer lobby a favor del Irak post Sadam Husein e ilustrar sobre la lucha contra el terrorismo. Pero Cheney, y otros secretarios de Estado de la Administración de Bush, tendrán que calmar la ansiedad en otro frente: ¿hasta cuándo se va a depreciar el dólar?
La ciudad de La Montaña Mágica, la célebre novela de Thomas Mann, amaneció ayer con un metro largo de nieve y las copas de los pinos forradas de copos. La presencia del gran número de funcionarios norteamericanos que se espera y de algunas figuras como el presidente de Pakistán, Pervez Musharraf, o el presidente de Irán, Mohamed Jatamí, han llevado a extremar las medidas de seguridad. En esta ocasión se han prohibido, lisa y llanamente, las manifestaciones de los simpatizantes del movimiento contra la globalización. Nada perturbará, pues, las deliberaciones de más de 2.000 expertos, entre políticos, ministros, consejeros delegados, banqueros, científicos y economistas.
Klaus Schwab, el fundador y presidente ejecutivo del Foro Económico Mundial, sigue mostrando sensibilidad a la hora de presentar los problemas que afligen a las sociedades tanto de países desarrollados como de aquellos que están sumergidos en la pobreza. Algunas mesas redondas tienen titulares tan sugerentes como éste: "Burbuja inmobiliaria: ¡Atención, especuladores!".
Aunque los organizadores aseguran que el vicepresidente primero, ministro de Economía, y last but not least, flamante número dos en las listas del Partido Popular (PP) para las elecciones legislativas del próximo 14 de marzo, Rodrigo Rato, ha comprometido su asistencia, será imposible llevarle a debatir el tema de la burbuja inmobiliaria. "La próxima burbuja en la economía mundial puede estar justamente debajo de nuestros pies", dice la ponencia preparada en Davos. "¿Cuáles son los síntomas de una burbuja inmobiliaria y dónde se les puede detectar?, ¿qué es lo que determina que tales burbujas estallen?, ¿cómo deberían intervenir los Gobiernos y autoridades monetarias?, ¿se trata de un problema global y si es el caso, cómo podemos asegurar un aterrizaje suave?", son algunos de los temas a debatir. Pero, como se ha señalado, será difícil encontrar a Rato en esta mesa, porque, sencillamente, el vicepresidente español sostiene que la burbuja inmobiliaria española no existe. El líder socialista José Luis Rodríguez Zapatero, poco habitual en los foros internacionales, acudirá a Davos y tiene previsto realizar una rueda de prensa.
Compañías multinacionales
Otros temas imaginativamente seleccionados por el equipo de Klaus Schwab -los codirectores ejecutivos José María Figueres y Phillipe Bourguignon- se refieren, por ejemplo, a la política de las compañías multinaciones tendente a reducir costes mediante la deslocalización de la producción. Lo que ha ocurrido estos últimos días en Cataluña, por ejemplo, es un fenómeno mundial, el llamado outourcing. Una mesa redonda que concita expectativas, precisamente, se titula: "El último departamento en ser deslocalizado recuerde por favor apagar las luces".
El debate sobre la economía mundial girará, este año, en torno a la paridad del dólar con el euro y las monedas de los países asiáticos. La mesa redonda se titula: "¿ Y qué si el dólar cae un 20% adicional?". Que se lo pregunten a los exportadores alemanes, los europeos que más venden en Estados Unidos. Seguramente les faltará humor a la hora de contestar, porque la industria alemana ya se está resintiendo con la apreciación del euro. Y cuando Alemania cae en convalecencia, toda Europa sufre.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 21 de enero de 2004