María Ivanova emigró desde Bulgaria para mandar dinero a sus sobrinos. Las familias de las casas donde trabajaba Alina, polaca, decían que era "valiente, educada, prudente, lista y buena". Miguel conducía por Madrid un Panda descapotable y soñaba con irse a vivir a una isla. María Jesús siempre llevaba un libro encima. Eugenio se estaba construyendo una casa en el campo. José Raúl dejó sin estrenar una cámara digital con la que retratar los paisajes que se encontraba en sus viajes. Juan Luis tenía 17 años, coleccionaba mecheros y era el más guapo del barrio. Yaroslav había sido sargento en la URSS y sobrevivió a peligrosas misiones de guerra. José María se jugó la vida en un incendio en el edificio en el que vivía. Antonio superó un trasplante de riñón. Myriam era la heroína de su hermana pequeña. Once aventuras vitales. Con un abrupto desenlace.
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* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 30 de marzo de 2004