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EL FUTURO DE IRAK

Un suicida con media tonelada de explosivos asesina a 11 personas en Bagdad

La mayoría de las víctimas son iraquíes que hacían cola para solicitar un puesto de trabajo

Quinientos kilos de explosivos hicieron temblar ayer el centro de Bagdad. El suicida se llevó consigo 11 vidas y dejó 40 heridos, incluido un soldado estadounidense, en el atentado más sangriento desde el traspaso de soberanía. El coche bomba arremetió contra el principal puesto de control de la zona verde, donde decenas de personas esperaban para entrar a trabajar o para solicitar un empleo. No está claro si había un objetivo o si fue un ataque indiscriminado, pero la acción muestra que los más radicales no le conceden legitimidad al nuevo Gobierno.

"A las nueve y cuarto de esta mañana un vehículo entró en el carril de registro para pasar el control y entonces estalló", explicaba más tarde un portavoz militar estadounidense. "Estamos convencidos de que se ha tratado de un suicida, ya que el conductor no se ha bajado del vehículo". Enseguida, los soldados acordonaban la zona. Numerosos blindados bloquearon las calles, mientras varios helicópteros atronaban a baja altura.

No les costó mucho llegar. La zona verde aún alberga varios cuarteles de las fuerzas norteamericanas, además de las Embajadas de EE UU y el Reino Unido, la sede del Gobierno transitorio y algunas empresas de contratas. Sin embargo, después del traspaso de soberanía se está sopesando su devolución, al menos parcial, a los iraquíes, y ya hay áreas de las que han desaparecido las tropas estadounidenses.

"Es una agresión evidente contra los iraquíes y llevaremos a esos criminales ante la justicia", declaró el primer ministro, Ayad Alaui, junto al cráter de dos metros de diámetro y uno de profundidad que quedó en el suelo. Alaui oyó la explosión desde su oficina, situada a menos de 500 metros del lugar del atentado, el mismo en el que el pasado 17 de mayo otro suicida mató a Ezedín Salim, el presidente de turno del Consejo de Gobierno.

El primer ministro confirmó la muerte de siete civiles y de tres guardias nacionales desplegados en el puesto de control. Un cuarto murió horas después. "La mayoría de las víctimas hacían cola para pedir un empleo", señaló. En efecto, al tratarse de un día festivo, el aniversario del fin de la monarquía y la proclamación de la república en 1958, las oficinas gubernamentales estaban cerradas, pero no así la agencia que ofrece trabajos en los proyectos de reconstrucción.

Alaui atribuyó el atentado, el más grave desde que su Gobierno tomo las riendas de Irak el pasado 28 de junio, a una "venganza por la detención de delincuentes", aunque no señaló quiénes serían los responsables.

"Esto es terrorismo", manifestó por su parte el presidente, Ghazi al Yauer. "Podría haber ocurrido en cualquier capital del mundo donde haya alguien lo suficientemente loco para conducir un coche cargado de dinamita", añadió.

Horas más tarde, el gobernador de Mosul, Osama Kachmula, fue asesinado junto a otras dos personas cuando se dirigía por carretera a Bagdad. En la capital también fue asesinado el director general del Ministerio de Industria.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 15 de julio de 2004