La política de palo y golosina que el Ejecutivo argentino comenzó a aplicar en el trato con los piqueteros modificó la relación de fuerzas. Los grupos de choque "duros" debaten un cambio de estrategia, mientras que los "blandos" se reúnen en un frente político.
Pienso, luego cambio. El discurso del método piquetero se desarma y se adapta a los tiempos de recuperación económica y de aplicación de la ley. A su vez el presidente, Néstor Kirchner, se apunta otra victoria política en el frente social. Con paciencia, más agentes de seguridad en las calles, pactos de convivencia, sin recurrir a la represión brutal y ofreciendo garantías a la protesta pacífica o admitiendo los reclamos de millones de desocupados, el Ejecutivo argentino obliga a los "duros" a pensar en un cambio.
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La debilidad de los grupos de choque que cada día cortan rutas era ya manifiesta. Un asesor del ministro de Planificación, Julio de Vido, observa "claramente un alivio en el acoso al que se sometía a las empresas. En estas últimas semanas casi no se registraron amenazas y se redujeron los ataques". Miguel Núñez, portavoz del presidente Néstor Kirchner, admite que hubo un cambio en la estrategia del Ejecutivo: "El límite fue el ataque a la sede de la legislatura de la ciudad". La Secretaría de Seguridadquedó bajo la administración del ministro Aníbal Fernández, abogado y contable, cuadro político formado en la provincia de Buenos Aires, ex funcionario del Gobierno de Eduardo Duhalde, ex alcalde del municipio bonaerense de Quilmes, donde se asientan populosas "villas miseria".
Un palo, otro, y una golosina. La política de Hánibal, como se llama a Fernández, consistió en doblar la fuerza policial y recibir a quienes estuvieran dispuestos al diálogo. Un palo: los piqueteros que rodeaban las taquillas de la estación de Constitución -desde donde salen trenes de cercanías-, para impedir la venta de billetes se encuentran ahora con agentes de policía que los doblan en número. Otro: el pasado agosto la policía reprimió en la Plaza de Mayo a quienes se manifestaban contra la visita de Rodrigo Rato, director del Fondo Monetario Internacional. Una golosina: hace dos semanas, activistas de la Corriente Clasista y Combativa y del Movimiento de Trabajadores Desocupados Aníbal Verón levantaron dos cortes de ruta después de que el ministro del Interior los invitara a dialogar y les prometiera restituir unos 10.000 planes de asistencia. Ernesto Aldana, del Frente de Trabajadores Combativos, reconoce que "el Gobierno cambió y hay que plantearse otra cosa".Néstor Pitrola, del radicalizado Polo Obrero, considera que"se trata de no salir todos los días a protestar... hay que tejer alianzas". Los piqueteros "blandos" que apoyan a Kirchner se aliaron en el Frente de Organizaciones Populares para que su alianza "reasegure el proceso de cambio, pero en condiciones de apuntalar una estrategia política para 2005".
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 28 de septiembre de 2004