A pesar del "gran esfuerzo que ha hecho la nación por aumentar la cobertura educativa", en México "persisten las desigualdades y sigue habiendo niños y jóvenes sin acceso a la educación en las regiones de mayor pobreza", explica Lorenzo Gómez-Morín, subsecretario de Educación Básica y Normal de México. "Del gasto total programable del Estado, México invierte en educación 26 centavos de cada peso. Si combinamos las diferentes fuentes de financiación, es más del 6% del PIB".
Los alumnos mexicanos no sacan muy buena nota en las evaluaciones internacionales. "En las de la OCDE los resultados en competencias lectoras, lógica matemática y lengua estamos en el penúltimo lugar. Pero hay que tener en cuenta que tenemos 25 millones de alumnos sólo en educación básica y unas 200.000 escuelas rurales, un millón de maestros y 62 variantes dialectales además del español". A pesar de estas dificultades, los mexicanos sienten con orgullo que sus niños "van contentos a la escuela y tienen en gran estima a sus maestros".
Tras el informe Pisa de 2000, México ha puesto en marcha "un programa de lectura que ha llevado a las aulas, de preescolar a secundaria, más de 60 millones de libros. En tres o cuatro años esperamos resultados", afirma Gómez-Morín. Por otro lado, se inicia un giro para "colocar la escuela en el centro de gravedad". Eso implica cambios estructurales, reorientación de gastos, nuevos modelos de gestión. Ahora uno de los retos es qué papel puede jugar la educación en la convivencia y democracia de nuestros países".
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 29 de noviembre de 2004