España en boca de unos, Irak y "la verdad" en la de otros. La campaña electoral arrancó con la tradicional pegada de carteles en la medianoche del jueves al viernes, y ya desde el minuto cero las promesas sobre servicios sociales, seguridad, educación, vivienda y obras públicas -es decir, lo que está en juego en unos comicios municipales y autonómicos- se confundieron en los discursos con la memoria histórica, la unidad de la nación, la crispación y el talante.
Los líderes de PSOE, PP e IU convocaron a sus militantes en tres plazas de Madrid para llamar a su electorado a movilizarse por el triunfo en unas elecciones que, además de decidir el signo de los gobiernos más próximos al ciudadano, serán termómetro para las generales de 2008. Esos discursos de inicio de campaña muestran las que serán las ideas-fuerza de cada uno: los socialistas José Luis Rodríguez Zapatero y María Teresa Fernández de la Vega apelaron a la "ilusión", alertaron ante "la derecha" que "deshumaniza" las ciudades y se agarraron tres años después, sin citarlos, a la guerra de Irak y "la mentira" del PP tras el 11-M. El líder del PP, Mariano Rajoy, dijo que no quería hablar de Franco ni de la República, aunque sí dio otros nombres propios: el etarra De Juana y Batasuna. El único que no pronunció la palabra España fue Gaspar Llamazares, coordinador de IU, que se refirió en todo momento al "Estado" y que repartió a diestro y siniestro: contra el PP y contra el PSOE, una parte de cuyo electorado se disputa. No hubo insultos por parte de nadie, tampoco manos tendidas.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 13 de mayo de 2007