Nicolas Sarkozy, el presidente que promete adentrar a Francia en la senda de las reformas y liberalizar la economía del país, se ha presentado en Bruselas no sólo como el mediador imprescindible de los Veintisiete, sino sobre todo, como el gran defensor del proteccionismo.
Responsable de que en el embrión del nuevo Tratado de reforma de la UE no figure entre los objetivos de la Unión la libre competencia, Sarkozy se empeñó ayer en dejar bien claro que escuchó a los franceses cuando dijeron "No" a la Constitución Europea en 2005. El energético presidente francés volvió a desplegar sus encantos ante la prensa durante la cumbre de jefes de Estado y de Gobierno en Bruselas. La noche del jueves, micrófono en mano y dejando el podio de lado, se paseó entre los periodistas en una actitud más propia de un telepredicador que de un político.
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* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 24 de junio de 2007