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POEMAS DE MELANCOLÍA Y DESPEDIDA | El legado de un escritor

CAÍDA

Y me vuelvo a caer desde mí mismo

al vacío,

a la nada.

¡Qué pirueta!

¿Desciendo o vuelo?

No lo sé.

Recibo

el golpe de rigor, y me incorporo.

Me toco para ver si hubo gran daño,

mas no me encuentro.

Mi cuerpo ¿dónde está?

Me duele sólo el alma.

Nada grave.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 3 de febrero de 2008