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Crónica:NBA

Los Lakers enfocan a Denver

El equipo de Gasol gana con facilidad a los Rockets el duelo decisivo

Los Lakers ya están en la final de la Conferencia Oeste . Con una semana de retraso, pues esta eliminatoria ha dado demasiado de sí. Virtud de los Rockets, que han luchado con entereza a pesar de tener en contra su teórico menor talento, la desventaja del factor campo y sus sucesivas lesiones. Pero también defecto de unos Lakers a los que les ha costado un mundo mantener la tensión más allá de un partido, un par de cuartos o una actuación estelar de alguno de sus cracks. Es un problema mayor y, al parecer, profundo, pues, a pesar de tratarse de un tema sobre el que se les crítica de forma generalizada, una y otra vez vuelven a caer en su desesperante ciclotimia.

En la alternancia de paliza-empanada mental en la que se han embarcado en esta serie, en el séptimo partido tocaba dominio y a ello se pusieron los Lakers desde el inicio. Sobre todo, en el aspecto defensivo, punto sobre el que influyen mucho las cuestiones de actitud. Scola, a diferencia del paseo que se permitió en el sexto, estuvo muy controlado por Gasol; Artest tenía uno de esos días en que sus circuitos cerebrales no le van del todo bien y con Battier parecía que todos los tiros que le tocaba meter ya habían sido metidos en anteriores encuentros. Tampoco andaban sobrados de acierto los Lakers, salvo en el caso de Ariza, que, sin mover un músculo de la cara pase lo que pase, aporta valor en todas las areas.

LOS ÁNGELES LAKERS 89 - HOUSTON ROCKETS 70

Los Ángeles Lakers: Fisher (6), Bryant (14), Ariza (15), Gasol (21) y Bynum (14) -equipo inicial-, Walton (-), Odom (6), Farmar (2), Powell (-), Brown (2), Vujacic (9) y Mbenga (-).

Houston Rockets: Brooks (13), Artest (7), Battier (3), Scola (11) y Hayes (8) -cinco inicial-, Landry (4), Von Wafer (10), Lowry (8), Barry (-), White (4) y Cook (2).

Staples Center, de Los Angeles: 18.997 espectadores.

4º CUARTO 20-20

3º CUARTO 18-19

2º CUARTO 29-19

1º CUARTO 22-12

El desacierto ofensivo de Houston era excesivo -tardó siete minutos en meter la primera canasta en juego-. Así, poco a poco, el equipo de Phil Jackson fue edificando una ventaja que tocó techo con un enceste de Gasol al final del segundo cuarto (51-26). Tambien ayudó el que, por una vez, los Lakers intentasen de verdad sacar provecho a la pareja de pívots que tiene (Gasol-Bynum) y que, si ya de por sí debería ser letal, en ausencia de Yao Ming, tenía que haberse convertido en la primera arma a explotar. Pero es otro ejemplo de lo que les cuesta a los Lakers regirse por líneas de actuación lógicas. En esta ocasión, la constancia en buscar a sus hombres altos tuvo su reflejo numérico. Los de Gasol, 21 puntos y 18 rebotes, espectaculares a pesar de no estar del todo clarividente en el ataque. Los de Bynum (14 y 6), esperanzadores ante lo que se les viene encima.

Con Bryant más minutos en el banco de lo habitual, fue tiempo de Gasol. De coger un rebote tras otro, cabrearse con los árbitros y seguir alimentando como una hormiguita su estadística. Su figura fue agrandándose según trascurría el choque hasta el punto de que el último cuarto no tuvo otro nombre propio que el suyo. Cuando Jackson le sustituyó a falta de cuatro minutos, el público se puso en pie y le reconoció la importancia de su esfuerzo.

La eliminatoria se cerró y todo el mundo se fue contento al vestuario. Houston tiene un buen futuro por delante y los Lakers superan un mal trago. Llegan los Nuggets de Denver, un equipo en alza y guerrero como pocos. Ya pueden espabilar.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 18 de mayo de 2009