ELECCIONES EUROPEAS
La izquierda europea sufrió ayer un serio revés en Europa. Los ciudadanos que acudieron a las urnas otorgaron claramente su confianza a los partidos conservadores, que detentan el poder en la mayoría de gobiernos de la Unión Europea.
REINO UNIDO
El Gobierno laborista de Gordon Brown se encaminaba anoche a unos resultados "terribles" en las elecciones europeas, según reconoció uno de sus nuevos ministros, Peter Hain. Simbólicamente, el racista Partido Nacional Británico (BNP) consiguió por primera vez un escaño en el Parlamento Europeo.
El partido de centro derecha de Nicolas Sarkozy, la Unión por un Movimiento Popular (UMP), ganó con la claridad esperada en Francia, cuyos habitantes reflejaron con una abstención récord (el 59,4%) el desinterés con el que se ha desarrollado la campaña y la votación. La UMP ha obtenido alrededor del 27,4% de los votos y 72 escaños, con el 74% escrutado.
Con una participación del 67%, una de las más altas de Europa pero siete puntos menor que la de hace cinco años, 50 millones de italianos eligieron entre el sábado y ayer a sus 72 eurodiputados.
Los conservadores de la CDU-CSU se mantienen como el partido con más apoyo en las europeas (38,%), pero la canciller Angela Merkel no ha podido conservar el amplio apoyo que obtuvo en 2004 (44,5%), en unos comicios que han sido convertidos por los partidos en un examen previo a las decisivas elecciones federales de septiembre.
Las elecciones regionales belgas eclipsaron por completo a las europeas, con el país muy pendiente de lo que pasara en los comicios de Flandes, Valonia y la región de Bruselas, y sus posibles efectos sobre el Gobierno federal de coalición, prendido con alfileres desde las parlamentarias de hace dos años.
Se volcaron ayer los libaneses en las urnas para despejar una incógnita crucial para al porvenir inmediato del país. En masa y vigilados por decenas de miles de soldados, los votantes, conscientes de que los comicios eran los más importantes en décadas, inundaron los colegios.
Medio siglo después de la publicación de El día más largo (1959), de Cornelius Ryan, periodista reconvertido en uno de los mayores autores de libros de éxito sobre historia militar (La última batalla, Un puente lejano), y que por cierto, desembarcó en Normandía como reportero, aparece D-Day, del historiador Antony Beevor.