La lluvia y la nieve dieron ayer paso a un temporal de viento que, con rachas superiores a los 100 kilómetros por hora, causaron varios heridos, aunque de carácter leve, y numerosos daños materiales en diferentes lugares de la Península. La Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) había activado por la mañana la alerta naranja (riesgo importante) en 20 provincias de Andalucía, Castilla y León, Cataluña, Comunidad Valenciana, País Vasco, Asturias y Murcia, azotadas durante la jornada por un viento que en la costa sopló todavía con mayor fuerza. Hoy, 21 provincias seguirán en alerta, la mayor parte de ellas a causa del viento, sobre todo en el este peninsular, Aragón y Galicia. El riesgo es especialmente importante en el área mediterránea.
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En la Comunidad Valenciana, una decena de personas, una de ellas de gravedad, resultaron heridas ayer como consecuencia de los desprendimientos provocados por el viento. Las intensas rachas, que superaron los 110 kilómetros por hora -los más fuertes en los últimos 21 años-, obligaron a cerrar los parques y centros deportivos de la ciudad de Valencia, hicieron volcar sendos camiones en la A-7 y en la N-344, dejaron a 30.000 niños sin clase y provocaron importantes desperfectos en el mobiliario urbano y en el arbolado municipal.
Uno de los sucesos más graves se produjo en el barrio de Benimaclet de Valencia. La caída de un panel de publicidad de grandes dimensiones desde una altura de diez pisos lesionó de forma grave a una persona, según la Policía Local. Otro peatón perdió el conocimiento tras recibir el impacto de un techo metálico que se desprendió. Además, dos menores fueron atendidos en los hospitales Clínico y La Fe tras sufrir daños por la caída de una farola y el fragmento de una cornisa.
Las provincias de A Coruña y Lugo fueron las más afectadas por el vendaval que ayer azotó a toda Galicia, con ráfagas de más de 140 kilómetros por hora y más de 400 incidencias: árboles y postes del tendido eléctrico derribados, tejados arrancados de algunos edificios, embarcaciones arrastradas a la deriva o para acabar empotradas en arenales o rocas. Unos 200.000 hogares se quedaron sin luz. A última hora de la tarde, unos 8.500 seguían sin fluido eléctrico. No hubo alerta previa porque fue un "fenómeno puntual" que no iba a dejar grandes vientos, pero un ligero movimiento de la borrasca al Norte hizo que finalmente atravesara la geografía gallega, según fuentes de MeteoGalicia.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 15 de enero de 2010