La primera crisis del euro
En pleno desplome de las Bolsas europeas, y en particular de la española, cuyo Ibex 35 retrocedió el 5,4%, Zapatero intentó ayer asumir el papel de cortafuegos para atajar el riesgo de contagio de la crisis griega y contrarrestar los rumores que ponen en la picota la solidez de las cuentas españolas.
España afrontará en julio un examen decisivo sobre su credibilidad en los mercados. Ese mes vencen letras, bonos y otros productos de deuda por valor de 24.663 millones de euros, la mayor concentración en lo que queda de año. El Estado tendrá entonces que refinanciar las cantidades que en su momento le prestaron los inversores.
Los principales bancos alemanes y austriacos han decidido mantener sus líneas de crédito a Grecia, donde tienen importantes riesgos, en señal de apoyo al plan de ayuda de 110.000 millones de euros acordado el pasado domingo por los ministros de Economía del Eurogrupo.
El presidente de la patronalCEOE, Gerardo Díaz Ferrán, asistió ayer a la Misa del Peregrino de la catedral de Santiago de Compostela y pidió al Apóstol por "todos los empresarios", entre los que se sintió "uno más".
La letra pequeña de los datos del paro correspondientes a abril esconde alguna sorpresa negativa. El Gobierno había adelantado que los datos serían buenos. Y a primera vista, no hay duda, la razón le asiste. El número de parados cayó, tras ocho meses al alza, en 24.188 personas -se confirmaba así el dato que Efe adelantó el sábado- y quedó en 4.142.425.
La sostenibilidad del Estado de bienestar
Las empresas de inserción cumplen una doble función: generan empleo y contribuyen a sacar de la exclusión social a colectivos que, de otro modo, caerían bajo la dependencia económica del Estado. Son aquellas empresas que emplean a minorías étnicas, personas con discapacidad física o sensorial, chavales con problemas de escolarización, mujeres maltratadas, ex toxicómanos, gente que ha salido de la cárcel.