El final de las grandes batallas empresariales y financieras suele escribirse con números. En el caso de la pugna Sacyr-Repsol, también. Repsol anunció ayer la compra por 2.572 millones de euros de 122 millones de acciones propias, un 10% de su capital, a los bancos acreedores de su primer accionista, el grupo constructor Sacyr Vallehermoso, que era propietario del 20,01% de Repsol desde 2006.
La aventura de Sacyr en Repsol se salda provisionalmente con un rotundo fracaso económico. El grupo constructor pagó 6.525,5 millones en 2006 por hacerse con el 20,01% de la petrolera (una media de 26,71 euros por acción), pero además, se había ido apuntando beneficios no distribuidos de Repsol.
El Banco Central Europeo (BCE) se resiste a sacar la artillería pesada y no va a comprar deuda masivamente para aliviar la presión sobre Italia y España. En lugar de eso, ha optado por inundar de liquidez a la banca y, gracias a este riego a dispersión de dinero barato, también ha reavivado el interés por la deuda pública, un activo caído en desgracia desde que la crisis lo convirtió en una inversión de riesgo.
En su último acto al frente de la Secretaría de Estado de Hacienda, Juan Manuel López Carbajo insistió ayer una vez más en que el Estado logrará lo que con tanto empeño ha perseguido: cerrar 2011 con un déficit que no supere el 4,8% del producto interior bruto. "Se trata de un objetivo inamovible", dijo por enésima vez.
Antonio Zoido, presidente del holding Bolsas y Mercados Españoles (BME), hizo de la prohibición de las ventas a corto su principal caballo de batalla durante el tradicional discurso navideño que dio ayer en Madrid.