General Motors sigue con su camino para evitar la bancarrota que amenaza al símbolo de la industria del automóvil en EE UU. El sindicato United Auto Workers (UAW) anunció hoy que ha llegado a un acuerdo provisional con General Motors (GM) y el Departamento del Tesoro de Estados Unidos para reducir los costes laborales del fabricante de automóviles.
Éste es uno de los escollos fundamentales a los que se enfrenta GM y uno de los puntos básicos exigidos por el Gobierno estadounidense para que GM pueda evitar la suspensión de pagos el 31 de mayo, fecha límite impuesta por la Administración de Barack Obama.
Sin embargo, esta medida no es suficiente para evitar que la empresa se tenga que acoger al tristemente famoso capítulo 11 de la Ley de Quiebras. General Motors necesita, sobre todo, que algunos de sus acreedores cambien las condiciones de pago de los 27.000 millones de dólares que acumula el gigante de Detroit, operación en la que muchos analistas apuestan por el fracaso.
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El sindicato ha añadido que el acuerdo, que ahora debe ser ratificado por sus afiliados, "contiene modificaciones al convenio colectivo" y al fondo que financiará las prestaciones sanitarias de los trabajadores y pensionistas de la empresa. Ni UAW ni GM ofrecieron detalles sobre el acuerdo. El sindicato ha señalado que los detalles serán ofrecidos a sus afiliados en las reuniones que convocará con los trabajadores de GM para explicarles el acuerdo.
En el camino de General Motors hacia la salvación, en la que a tenor de lo publicado últimamente algunos de sus directivos no creen, la otrora líder mundial en la fabricación de automóviles ha sacrificado factorías, puestos de trabajo y una marca mítica como Pontiac .