Timothy Geithner ha negado la mayor. El secretario del Tesoro ha sido acribillado en el Congreso de Estados Unidos por el papel que tuvo en el rescate de la aseguradora AIG, cuando estaba al frente de la Reserva Federal de Nueva York. Su respuesta ha sido directa: no se protegió el interés de ningún banco.
No son pocos los que se preguntan por el futuro de Geithner. En el centro de la polémica están unos mensajes en los que se pidió a los ejecutivos de AIG que ocultaran los pagos que estaba haciendo a Goldman Sachs y otros grandes bancos, para que cancelaran los contratos de seguros de quiebra.
La Fed pagó el valor íntegro por esos activos, unos 62.100 millones de dólares. Si hubo código de silencio, pero dijo que la decisión no partió de él. Si se declaró responsable por no haber negociado a la bajo. "No había margen para concesiones, ni se podía amenazar con romper los contratos", ha señalado.
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Se trataba, ha explicado, de evitar que las agencias de rating rebajaran la valoración de AIG, porque eso habría tenido consecuencias "catastróficas" en la economía. La operación está minando la reputación de la Fed. Su presidente, Ben Bernanke, sigue a la espera de que el Senado decida someter a votación su reelección.