Los negociadores chinos y norteamericanos sólo se pusieron de acuerdo ayer jueves en volver a reunirse en fecha y lugar no determinados para continuar las reuniones a nivel diplomático.
El jefe del equipo estadounidense declaró poco antes del fin de los contactos que "las reuniones habían sido muy productivas", aunque ninguna de las partes ha anunciado hasta ahora acuerdo alguno.
Las reuniones tenían como objeto aclarar las responsabilidades de ambos países en el choque de aviones, y facilitar la devolución del aparato estadounidense, valorado en 80 millones de dólares (14.400 millones de pesetas) y retenido en territorio chino después de que tuviera que realizar un aterrizaje de emergencia en la isla de Hanai. El caza chino se estrelló contra el mar a consecuencia del choque, y su piloto sigue desaparecido.
Se ha tratado además el tema de los vuelos de reconocimiento estadounidenses en las costas chinas. Pekín exige el cese de este tipo de vuelos, mientras que Washington no está dispuesto a hacerlo.
Venta de armas a Taiwan
Colateralmente, esta crisis ha puesto en peligro la venta de armas de EE UU a Taiwan, país al que China sigue considerando una provincia rebelde. Según ha informado hace dos días el diario The New York Times, varios asesores en materia de seguridad del presidente estadounidense, George W. Bush, le han recomendado que aplace la venta de armamento sofisticado al Gobierno de Taipei para, en su lugar, ofrecerle equipamiento menos avanzado para hacer frente al creciente arsenal chino.
Bush debe decidir la próxima semana si vende o no a Taiwan los cuatro destructores equipados con el sistema de radar Aegis, o con uno equivalente, algo a lo que se opone frontalmente China, lo que podría influir muy negativamente en las relaciones entre ambos países. EE UU ya ha vendido armamento avanzado a Taiwán en otras ocasiones.