Los colombianos han empleado las elecciones parlamentarias celebradas ayer en el país para castigar a los dos partidos tradicionalmente mayoritarios, según muestran los resultados aún parciales de los comicios. Con el 91% de los votos escrutados, los liberales obtienen 30 asientos en el Senado, frente a los 56 que consiguieron en 1998, y mientras que el partido conservador del presidente Andrés Pastrana logra sólo 13, cuatro menos que la anterior vez.
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Las elecciones de ayer deben renovar por completo el Senado, que cuenta con 102 asientos, y la Cámara de los Representantes. Si estos resultados provisionales se confirman, la mayoría de la Cámara Alta quedará en manos de senadores independientes (de izquierda, derecha, ecologistas, indigenistas, etcétera). La abstención medida hasta ahora es del 58,18%, según han informado las autoridades electorales colombianas.
La primera víctima de este castigo electoral ha sido el presidente de los conservadores, el senador Carlos Holguín, que ha anunciado hoy su dimisión.
Holguín ha hecho el anuncio a la prensa tras reconocer que obtuvo como aspirante a la reelección al Senado la tercera votación dentro de su partido, detrás de las que registraron Roberto Gómez Gallo y Omar Yepes Alzate.
Para el próximo martes está prevista una junta de parlamentarios conservadores con el candidato oficial de esa colectividad política, el ex ministro de Hacienda, Juan Camilo Restrepo, en la que se oficializará la renuncia de Holguín.
En la Cámara Baja, los conservadores obtienen 21 representantes con el 94,64% de los votos escrutados, frente a los 28 que lograron en 1998. Por su parte, el Partido Liberal consigue 53 escaños, 31 menos que en las anteriores elecciones. Los otros 92 asientos quedan en manos de candidatos independientes.
Protección del Ejército
La jornada de ayer transcurrió en medio de una tensa calma, bajo las amenazas de la guerrilla y con un gran despliegue del Ejército. Las FARC trataron de sabotear los comicios con hostigamientos, obstrucción de vías de comunicación, quema de material electoral y el secuestro y amenazas contra funcionarios.
Pero no pudieron lograrlo, y los informes oficiales hablaban "normalidad" casi general, con incidentes en apenas 15 de los 1.060 municipios del país, pese a que la guerrilla intimidó a los votantes, amenazándolos con convertir en objetivos militares a quienes apoyaran el "engaño al pueblo"' de las votaciones.