La mayor campaña militar estadounidense en Afganistán desde la Operación Anaconda finalizó ayer con la captura de once talibanes y presuntos miembros de Al Qaeda de bajo rango, dos de los cuales llevaban pasaportes occidentales, según ha informado esta noche la CNN, que ha precisado que uno de los detenidos es un varón blanco anglófono.
Estas capturas son el resultado de una operación en el este de Afganistán que comenzó el pasado 18 de agosto y en la que participaban 1.000 soldados de las bases aéreas de Kandahar y Bagram.
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El principal objetivo de esta misión era prevenir un resurgimiento de la actividad terrorista en la zona, para lo cual las tropas americanas intentaron infructuosamente arrestar a dos presuntos activistas, entre los que había un oficial de inteligencia talibán de la región de Jost y un financiero de la organización.
En esta operación, de siete días de duración, participaron soldados de la 82 División Aerotransportada, de las Fuerzas Especiales y de los Navy Seals, que rastrearon las montañas orientales en helicópteros Chinook y Blackhawk, escoltados por helicópteros.