Al menos cinco personas han muerto y otras 66 han resultado heridas en un atentado suicida perpetrado en un autobús de línea en el centro de Tel Aviv. La acción, que ha sido reivindicada por la Yihad Islámica y Hamás, ha tenido lugar en un populoso barrio de la capital israelí y ha sido de tal magnitud que las fuerzas de seguridad y los servicios médicos no descartan un aumento del número de víctimas, ya que muchos de los heridos se encuentran en estado crítico.
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El atentado ha tenido lugar poco antes de la una de la tarde, hora local, en el cruce de la calle Allenby con el bulevar Rothschild, una de las zonas con más movimiento de la ciudad. Los primeros datos indican que el terrorista suicida subió al autobús en una parada cercana a una sinagoga y casi inmediatamente hizo detonar el explosivo en la parte delantera del vehículo.
Este atentado se produce tan sólo unas horas después de que otro suicida matara a un policía y provocara dos heridos al hacer explotar un coche a la entrada de la ciudad árabe-israelí de Oum-El-Fahm, en lo que era la primera acción después de seis semanas.
Como respuesta el Ejército israelí ha instaurado de nuevo el toque de queda en las ciudades palestinas reocupadas en Cisjordania, al margen de Hebrón, tras el atentado, según fuentes de la radio pública.
Esta acción israelí se ha producido tras la reunión de urgencia del gabinete de seguridad convocada por Ariel Sharon. El primer ministro israelí ha vuelto a culpar a la Autoridad Nacional palestina y a su presidente, Yasir Arafat, de la acción terrorista. La ANP, por su parte, ha condenado el atentado y ha aseverado en una nota pública que "todos los ataques contra civiles son contrarios a los intereses nacionales y dan a Sharon, a su Gobierno y sus fuerzas de ocupación un pretexto para aseinar y oprimir".
A este respecto, el principal portavoz del Movimiento de la Resistencia Islámica Hamas, Abdel Asis Rantisi, ha apuntado en la ciudad de Gaza que "espera que éste sea el primero de una cadena de ataques suicidas".
Un niño muerto en Ramala
Horas antes de que se produjera la deflagración en Tel Aviv se ha confirmado la muerte de un niño de 10 años a causa de un balazo en el vientre que le dispararon soldados israelíes en la ciudad cisjordana ocupada de Ramala. Se trata de la sexta víctima mortal en las últimas 24 horas, lo que supone un nuevo recrudecimiento de las hostilidades tras un período de relativa calma en Cisjordania y en el territorio israelí.
Fuentes militares israelíes han informado de que se ha puesto en marcha una investigación para esclarecer las circunstancias del suceso, ocurrido en el barrio A-Sharfa de la capital administrativa de Cisjordania.
Además, esta madrugada, efectivos del Ejército han arrestado al norte de Tulkarem al menos a siete presuntos activistas de la resistencia palestina, cuatro de ellos de la Yihad Islámica.