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CERCO A SADAM

Cerca de 250.000 personas se manifiestan en Londres en contra de la guerra en Irak

Varios diputados laboristas expresan el rechazo al apoyo brindado por Tony Blair a EE UU

Unas 250.000 personas, entre ellas diputados, pensionistas, padres con niños, estudiantes y sindicalistas, se han manifestado en Londres para expresar su repudio a una posible intervención armada en Irak. La marcha, organizada por la Coalición para Detener la Guerra y la Asociación de Musulmanes de Gran Bretaña, ha partido al mediodía de la zona de Embankment, sobre el río Támesis, y ha pasado ante el Parlamento y por las inmediaciones de Downing Street hasta llegar a Hyde Park.

En un ambiente festivo y en medio de una fuerte presencia policial, los participantes han querido dejar claro al Gobierno del primer ministro, Tony Blair, que hay una gran oposición del ciudadano de a pie a una guerra contra el régimen de Bagdad. Los manifestantes, algunos con banderas palestinas, portaban pancartas que decían "No a Bush", "No a la Guerra", mientras que un grupo de jóvenes trató de prender fuego a una bandera estadounidense.

Según los organizadores, unas 250.000 personas participaron de la protesta, pero la policía no pudo precisar la cifra. Numerosos autobuses especialmente fletados llegaron a Londres desde distintos puntos del país para traer a gente deseosa de participar en la protesta, considerada la más importante de este tipo que tiene lugar en Europa en los últimos años.

La marcha, que transcurrió de manera pacífica, ha tenido su punto culminante en Hyde Park, donde diversos oradores, entre ellos varias diputados laboristas, han tomado la palabra. El diputado laborista Tony Benn ha expresado su profundo rechazo a una acción militar, que "agravará el sufrimiento del pueblo iraquí". También han tomado parte en la manifestación el director de cine Ken Loach, el alcalde de Londres, Ken Livingstone, y el obispo de la ciudad inglesa de Bath, Peter Rice.

La Coalición para Detener la Guerra se formó el 21 de septiembre de 2001 en una reunión de unas 2.000 personas en Londres, diez días después de los atentados terroristas contra Estados Unidos y con el objetivo de defender las libertades civiles. El grupo considera que una guerra puede aumentar el número de muertes de inocentes y el racismo, crear inestabilidad política y económica mundiales, así como limitar las libertades civiles.