El periodista marroquí Alí Lmrabet vive la dulce resaca de la libertad, tras el indulto concedido ayer por el rey Mohamed VI. Ha pasado siete meses y medio en la cárcel por un delito de "ultraje al rey" cometido en las revistas Demain y Dou-man, clausuradas por Rabat.
La huelga de habre de 38 días ha merecido finalmente la pena. Lmrabet, en declaraciones a la Cadena SER, ha dicho que volverá a pedir permiso para seguir publicando, aunque es consciente de que el Gobierno le mirará "con lupa".
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En el programa Hoy por Hoy, el periodista marroquí ha relatado cómo ayer por la tarde todavía creía que le esperaba en prisión una larga temporada. El indulto y su posterior liberación le sorprendieron cuando intentaba sacar de la cárcel un artículo escrito para el Washington Post. Cuando estaba buscando la manera de lograrlo, un funcionario le comunicó que iba a ser puesto en libertad. "Bueno" pensó entonces, "mi artículo lo voy a sacar en mi bolsillo", cuenta Lmrabet.
Tras el desgaste que ha supuesto pelear por su libertad, incluidas dos huelgas de hambre, Lmrabet asegura encontarse "bien anímicamente". Un estado lo suficientemente bueno como para seguir trabajando. "No soy ni un asesino ni un ladrón, soy un informador, pero en este país estas cosas aún no se entienden".
El periodista marroquí tiene intención de volver a solicitar permiso para sacar nuevas publicaciones satíricas, ya que las dirigidas anteriormente fueron cerradas por ultraje al monarca. Sobre el motivo de su condena, Alí afirma que el problema está en que Rabat "no acepta el humor" y que gobiernos como el marroquí no entienden que la ironía "no derriba regímenes", sino que muestra un aspecto de la vida "donde no les gusta mirar". La cárcel no ha minado su voluntad: "ahora van a mirarme con lupa (...), pero a mí eso no me importa, lo que me importa es sacar mis revistas y que mis lectores juzguen".