Miles de personas, 50.000 según fuentes municipales, asistieron hoy en la localidad italiana de Parma al funeral del niño de 17 meses Tommaso Onofri, secuestrado el 2 de marzo y asesinado por sus captores en el pueblo de Casalbaronco. El acto religioso ha sido oficiado por el obispo Cesare Bonicelli, que ha dicho que es una muerte que sacude las conciencias. "Que sirva para que el hombre sepa que la vida es siempre sagrada", ha añadido el obispo de Parma, que ha agregado que el caso demuestra que la "cultura hedonista e individualista produce muerte, que no es verdad que todos los deseos son buenos y nobles y que la libertad se puede usar bien o mal". El suceso ha conmovido a la sociedad italiana, que en estos días no ha cesado de enviar mensajes de solidaridad a la familia, mientras que vecinos del lugar han llenado de flores el lugar donde fue hallado el cadáver y la puerta de su casa.
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