La lucha del Vaticano contra la homosexualidad se ha traducido hoy en un durísimo informe de la Congregación para la Doctrina de la Fe (ex Santo Oficio) dirigido a impedir la regulación de las uniones homosexuales. En este documento, el Vaticano pide a los políticos católicos que se opongan a las leyes que reconocen el matrimonio entre personas del mismo sexo y su derecho a adoptar niños.
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Para la Congregación para la Doctrina de la Fe las uniones homosexuales son un "pecado", "inmorales" y "nocivas para la sociedad". La adopción de niños por parte de parejas de un mismo sexo es algo "gravemente inmoral y en contradicción con los principios de la ONU para los niños", según el ex Santo Oficio.
En su alegato contra la regulación de las uniones homosexuales el Vaticano dice que podría constituir un "peligro" para la "moralidad pública". Para hacer esta afirmación el Vaticano se basa fundamentalmente en la incapacidad de un matrimonio homosexual para procrear, pero lo fundamenta en cuatro categorías: racional, biológica y antropológica y social y jurídica.
Concepción del matrimonio
Desde el punto de vista racional, el Vaticano considera que el matrimonio no puede ser análogo en parejas homosexuales y heterosexuales. La diferencia está en que los homosexuales no pueden tener hijos (argumento biológico). En el argumento de orden social, la jerarquía católica afirma que las uniones homosexuales son "nocivas para el recto desarrollo de la sociedad" porque el reconocimiento del matrimonio homosexual supondría redefinir la concepción de matrimonio como dirigido a la procreación y la educación y fundamento de la familia y la solidez de la sociedad.
Sobre el orden jurídico, el Vaticano afirma no es necesario legalizar esas uniones para reconocer los derechos comunes de los que conviven, "ya que todos los ciudadanos pueden recorrer al derecho común para tutelar la situación jurídica de interés recíproca".
Como era de esperar, el documento ha puesto en pie de guerra a grupos homosexuales y partidos políticos laicos, que se ha manifestado en contra delante de la plaza de San Pedro. El documento es considerado el "enésimo e intolerable ataque" de la Iglesia contra los derechos individuales de la persona.