El efecto hispano que arrasa Estados Unidos no se ha dejado sentir este año en los gustos de la Academia de Hollywood. Quizá la ola de patriotismo que se ha expandido desde Nueva York a Los Angeles ha provocado que los académicos miren más hacia dentro o, como mucho, hacia lo que entienden. O puede que el huracán Bardem que se desató el año pasado les dejara agotados.
A diferencia de pasadas ediciones, los apellidos hispanos no abundan en esta 74ª edición de los Oscar, mucho menos caracterizada por el relumbrón globalizador y más centrada en la cinematografía de habla inglesa. La argentina El hijo de la novia, de Juan José Campanella, es el único filme hispano que aspira a un Oscar, en la categoría de película de habla no inglesa, aunque la cinta aparece en clara desventaja ante la gran favorita, la francesa Amélie, y la gran tapada-favorita, la divertida y trágica película bosnia En tierra de nadie.
El hijo de la novia ha conseguido la quinta candidatura para el cine argentino y su pareja protagonista aspira a revalidar el hasta ahora único Oscar de esa cinematografía. Héctor Alterio y Norma Aleandro, la conmovedora pareja protagonista, ya disfrutan del único Oscar argentino por La historia oficial.
Un animador español
Eso sí, rebuscando en las categorías, sí aparece un apellido muy español, el del animador Raúl García, candidato por la película Jimmy Neutron: Boy Genius, cuyo creador es el estadounidense John Davis. Esta cinta competirá por el primer Oscar al filme de animación aunque también deberá enfrentarse a las dos grandes factorías: Monsters, S. A., de Dysney, y Shrek, de DreamWorks.
García, que ya cuenta con un Oscar en su haber por la película ¿Quién engañó a Roger Rabbit?, es uno de los directores de secuencia del filme, que, con 22 millones de dólares de presupuesto, ha conseguido 77 millones en su estreno estadounidense.
"Ser candidato es un honor para una película de tan poco presupuesto, elegida para competir con dos grandes monstruos. Se trata, además, de una victoria moral porque se ha realizado con programas que se pueden comprar en la calle mientras que las otras han utilizado a una legión de técnicos", indicó a Efe García la pasada semana.
Tendencia frenada
Pero esta edición de los Oscar parece haber frenado una tendencia de apertura al cine extranjero -entre ellos a los candidatos hispanos- que había marcado los últimos años. Atrás quedan el Oscar al mejor actor para el italiano Roberto Benigni de 1999, o los cuatro premios para la taiwanesa Tigre y Dragón de 2001, e incluso las candidaturas de la brasileña Fernanda Montenegro (1999), el español Javier Bardem (2001) o la francesa Juliette Binoche (2001), quien ya había conseguido un Oscar a la mejor actriz de reparto en 1996 por El paciente inglés.
Este año, sólo la francesa Amélie se ha colado entre el apabullante dominio de los filmes estadounidenses y británicos, y aspira a otras cuatro estatuillas, además del Oscar a la mejor película de habla no inglesa: mejor dirección artística, mejor fotografía, mejor sonido y mejor guión original.
El contraste es especialmente evidente con lo que ocurrió el año pasado, cuando el portorriqueño Benicio del Toro ganó el Oscar al mejor actor de reparto por Traffic, lo que lo convirtió en el primer intérprete que consiguió este premio por un papel interpretado en español en una producción estadounidense.
En esa edición, el español Javier Bardem aspiraba al premio en la categoría de mejor actor protagonista por Antes de que anochezca, y la mexicana Amores Perros, protagonizada entre otros por la española Goya Toledo, buscaba el Oscar a la mejor película de habla no inglesa.
Pero, este año, los Oscar han vuelto a su tradición y han dedicado la mayor presencia foránea al cine británico, que cuenta con un total de trece candidaturas y con, al menos, un aspirante en cada categoría de interpretación.