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SANFERMINES

Cinco corredores corneados en un peligroso encierro que duró más de 12 minutos

Dos estadounidenses, dos españoles y un puertorriqueño, trasladados a distintos hospitales con heridas de diversa consideración

Cinco corredores han sido trasladados a centros hospitalarios con heridas por asta de toro en el tercer encierro de los sanfermines, el más accidentado de las fiestas y, con sus más de 12 minutos de duración, el más largo de los últimos años. Todavía se desconoce el pronóstico de sus heridas ya que todos ellos están siendo atendidos por los médicos, según la información facilitada por el Gobierno de Navarra.

Entre los corneados se encuentra el norteamericano Justin Branco, de 22 años y natural de Sqonber, con una herida por asta de 15 centímetros en la cara posterior del muslo derecho, quien fue trasladado al hospital desde el tramo de Telefónica, al igual que Howarois Marzan, de 30 años y procedente de Puerto Rico, con una cornada en el muslo izquierdo.

Al Hospital Virgen del Camino fueron conducidos Jorge Villao Minda, de 21 años, con una herida por asta en la zona perianal, sufrida en la calle Estafeta; Francisco Javier Ochoa de Olza, de 39 años, corneado en la pierna izquierda en Mercaderes; y James Branda, de 69 años y de Nuevo México (EE UU), con un pinchazo en la pierna izquierda sufrido en la cuesta de Santo Domingo. Estos tres heridos han pasado directamente a quirófano para ser intervenidos de sus lesiones.

Tres contusionados

Además, otros tres corredores fueron atendidos en el Hospital de Navarra de diversas heridas sufridas durante la carrera. La manada partió de los corrales de Santo Domingo encabezada por un toro y, tras las primeras caídas, el grupo se estiró hasta que, en la Plaza del Ayuntamiento, un castaño se separó varios metros de sus hermanos al entrar en Mercaderes. En esta misma calle se registraron dos caídas de toros y, ya en la curva con Estafeta, al topar con el suelo los astados y no los cabestros, éstos siguieron su camino sin arropar a los domecqbohórquez.

El toro castaño abrió carrera en este tramo, siempre por detrás de los mansos y seguido por otros tres de sus hermanos, mientras un quinto quedó tendido en el suelo a mitad de calle y el sexto se volvió para recorrer varios metros en sentido contrario.

Este último astado fue el que creó los mayores momentos de peligro al no hacer caso ni de los pastores ni de los corredores. Al final, los pastores consiguieron a duras penas conducirlo a los chiqueros, casi seis minutos después de que hubiese entrado el último de sus hermanos.